Según la BBC Mundo, Jimmy Chérizier, alias “Barbacoa”, el poderoso líder de las bandas de Haití, se ha convertido en un objetivo de alto valor para el gobierno de Estados Unidos. Conocido por su papel central en la violencia que asola el país caribeño, Chérizier fue acusado formalmente por el Departamento de Justicia de EE.UU. por solicitar fondos a la diáspora haitiana para financiar sus actividades criminales. Por información que conduzca a su arresto, Washington ahora ofrece una recompensa de 5 millones de dólares.
Según la fiscal estadounidense Jeanine Pirro, Chérizier es un líder criminal “responsable de atroces abusos a los derechos humanos”, incluyendo la violencia contra ciudadanos estadounidenses. La acusación federal sostiene que Chérizier y su presunto cómplice, el ciudadano estadounidense Bazile Richardson, recaudaron dinero en Estados Unidos para la compra de armas, lo que viola las sanciones impuestas por Washington. Richardson, quien vivía en Carolina del Norte, ya ha sido capturado.
De policía a jefe criminal
La historia de “Barbacoa” es tan turbulenta como la de su país. Este exoficial de policía se ha posicionado como el líder del grupo Viv Ansanm (Vivir Juntos), al que las autoridades atribuyen numerosos crímenes, como asesinatos, secuestros y ataques a la infraestructura. Las bandas de Chérizier controlan gran parte de la capital, Puerto Príncipe, y son en gran medida las responsables del caos que vive Haití desde hace años.
Chérizier ha negado siempre las acusaciones en su contra. “No soy un gángster, nunca lo seré”, dijo a la cadena Al Jazeera en 2021, argumentando que su lucha es contra un “sistema” corrupto. No obstante, las autoridades estadounidenses y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas lo señalan como responsable de graves violaciones de los derechos humanos. Por esta razón, tanto la ONU como Washington le han impuesto sanciones.
Su poder e influencia crecieron significativamente a partir del asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021. Desde entonces, Chérizier ha utilizado las redes sociales como una de sus herramientas principales para difundir su mensaje de “revolución” contra la élite política y reclutar seguidores para su organización armada.