La CGT definirá: renovación o ruptura

La Confederación General del Trabajo (CGT) inicia un proceso de renovación en medio de fuertes tensiones internas, divisiones entre sectores dialoguistas y combativos, y presiones por definir una estrategia común frente al gobierno de Javier Milei y la coyuntura política nacional.

Héctor Daer, Carlos Acuña y Octavio Argüello. Foto: NA

A lo largo de 2025, la CGT enfrenta una situación crítica de fracturas internas. La renuncia de dirigentes clave y las diferencias entre corrientes más moderadas y grupos combativos han complicado la unidad. La reciente convocatoria de sectores sindicales vinculados al kirchnerismo desafía al sector mayoritario, que se mantiene reticente a movilizaciones políticas directas, lo que agudiza las tensiones.

Renovación de autoridades con el riesgo de ruptura

El proceso de elección del nuevo secretariado genera incertidumbre. Algunos sectores reclaman el fin del triunvirato y apuestan a un liderazgo único, mientras que otros prefieren mantener un esquema colegiado. La UOM, en particular, impulsa un plan de lucha más combativo contra las políticas de ajuste, pero su influencia y capacidad se ven limitadas por el deterioro del sector industrial.

El contexto político y sindical

El movimiento obrero está dividido en su postura hacia el gobierno y el peronismo. La figura de Cristina Fernández de Kirchner y su condena judicial reavivan conflictos internos, mientras distintos sectores plantean demandas disímiles en cuanto a estrategias, prioridades y alianzas. La preocupación central es evitar una fractura formal, que podría debilitar aún más a la central obrera en un momento de desafíos económicos y sociales significativos.

El futuro de la CGT dependerá de su capacidad para recomponer vínculos internos y definir un plan común que responda tanto a las demandas sociales como a las nuevas dinámicas políticas. El congreso que elija a sus autoridades será clave para marcar esa definición, en un escenario de alta tensión y agendas encontradas.

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