“Milonga”, como la llamaban sus amigos, estaba acostumbrada a no dejar solo a nadie. Aquella madrugada en Tandil, tras salir del boliche Sol Disco con un grupo, vieron a una chica descompuesta en la vereda frente a la plaza Hipólito Yrigoyen y decidieron acercarse a ayudar aunque no la conocían. Nadie podía imaginar el horror que estaba por desatarse.
Pasadas las seis de la mañana, Wilson Natanael Sánchez, un albañil chaqueño de 23 años que trabajaba en Tandil, cargó contra el grupo sin mediar palabra. Primero agredió con un cuchillo a Matías, un joven de 19 años, provocándole una herida superficial en la espalda. Luego, sin ninguna relación entre víctima y agresor, apuñaló a Milagros en la carótida y tráquea, causándole una hemorragia masiva fulminante. Murió desangrada en segundos.
El arma, un cuchillo tipo Tramontina con la punta limada, fue encontrado tirado cerca del lugar. Sánchez, quien residía a pocas cuadras, fue detenido horas después gracias al análisis de las cámaras de seguridad y testigos que confirmaron la secuencia violenta. A pesar de la brutalidad, se investiga el móvil del ataque, ya que no existía ningún vínculo ni conflicto previo con las víctimas.
Milagros era la menor de ocho hermanos y conocida en su entorno como una chica buena, amable y solidaria. Cursaba su último año del secundario y soñaba con ser barbera. Su muerte causó conmoción profunda en Tandil, donde este sábado se realizará una marcha para pedir justicia.
La fiscalía a cargo comenzó la instrucción penal y espera los resultados de la autopsia y toxicológicos para avanzar con la causa, en la que Sánchez se negó a declarar. Mientras tanto, la ciudad y sus habitantes reflexionan sobre la violencia y la urgencia de políticas públicas para prevenir tragedias semejantes.