El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, repudió con firmeza un polémico tuit del influencer Gordo Dan contra el senador Luis Juez y su hija con discapacidad. La respuesta pública y el desafío abierto del activista muestran una fisura explosiva dentro del oficialismo libertario a menos de una semana de las elecciones bonaerenses.
La interna política dentro del gobierno de Javier Milei volvió a manifestarse de manera contundente con un nuevo cruce entre Francos y el influencer libertario Daniel Parisini, más conocido como el Gordo Dan. El punto de inflexión fue un tuit polémico dirigido al senador cordobés Luis Juez y su hija, que padece discapacidad severa, en medio del debate parlamentario por la ley de Emergencia en Discapacidad.
Francos calificó las declaraciones de Parisini como inaceptables, repudiables y fuera de lugar, subrayando que ni la forma ni el fondo del mensaje podían ser tolerados. En sus declaraciones a medios, el jefe de Gabinete fue categórico al distinguir que el Gordo Dan no forma parte oficial del gobierno ni representa la postura institucional, sino que actúa como una voz independiente que se “desubicó”. Por otro lado, Francos destacó que se comunicó personalmente con el senador Juez para expresarle su repudio y sus disculpas, buscando una reparación política dentro del oficialismo.
En sus redes sociales, Daniel Parisini, alias Gordo Dan, publicó:
“Luis Juez le acabó adentro a una mujer que no era su esposa y tuvo una hija. No se hizo cargo de la nena hasta que la justicia lo obligó. Y ahora la usa para hacer política poniéndole palos en la rueda al plan para sacar de la miseria a los argentinos del presidente Milei”. Tras las críticas, borró el mensaje, aunque luego publicó una versión moderada acompañada de ironías dirigidas a Francos y defendiendo su estilo frontal y combativo.
Este episodio pone en evidencia la profunda fractura que atraviesa el oficialismo libertario a pocos días de elecciones clave en la provincia de Buenos Aires. La coexistencia entre funcionarios y militancia digital extremista genera un problema de imagen y gobernabilidad palpable. La confrontación expone un Gobierno que, si bien reclama unidad, no logra domar sus tensiones internas ni las voces discordantes que emergen desde espacios cercanos pero autónomos.
La disputa también refleja el riesgo político de un movimiento fundado en la radicalidad y el activismo virtual, que puede traducirse en ataques imprevisibles contra aliados y que abre heridas que amenazan su cohesión. La controversia con Luis Juez, un legislador clave, añade un elemento de complejidad al escenario político, que hasta ahora había buscado evitar rupturas abiertas en la coalición oficialista.
En suma, el choque entre Francos y el Gordo Dan no solo es un episodio aislado, sino que simboliza las tensiones en el núcleo del poder de Milei, que deberá gestionar estas diferencias para no perder impulso ni credibilidad en momentos decisivos.