Los tradicionales puestos de diarios y revistas en la Ciudad y Provincia de Buenos Aires atraviesan un proceso de transformación impulsado por cambios regulatorios y necesidades de adaptación a las nuevas realidades comerciales. La reciente desregulación que permite la venta fuera del canal exclusivo de kioscos generó inquietud en el Sindicato de Vendedores, representado por su secretario general Omar Plaini, quien cuestiona la medida.
En conversación con María O’Donnell, Plaini aseguró que esta decisión es “una falsa buena noticia” porque, en su opinión, responde a una estrategia del gobierno para reducir el ámbito laboral de los vendedores. “Nos quieren sacar del ámbito laboral porque desprecia a los trabajadores”, afirmó, y añadió que los canillitas ya se habían adelantado a la evolución del mercado incorporando nuevas prestaciones como la entrega de paquetes y documentos. Esta nueva regulación le quita al sindicato, la exclusividad de venta de diarios y revistas. Omar Plaini, afirma que quienes ponen estos puestos, en realidad enmascaran una cafetería de especialidad.
Por su parte, la caída en la venta de prensa en papel llevó a la creación de innovadores emprendimientos que combinan la clásica venta con nuevos servicios. Un caso emblemático es “Canillita”, un café de especialidad inaugurado en pleno barrio porteño, donde jóvenes emprendedores fusionan gastronomía, arte y cultura con la tradición del puesto de diarios. Lautaro Loguzzo, uno de sus socios, destacó que el proyecto nació para revitalizar un oficio que estaba en declive y ofrecer un espacio también para artistas emergentes.
“He visto un crecimiento radical, nos hablan de todo el país pidiendo franquicias”, comentó Loguzzo, quien recordó que abren sus puertas desde temprano para distribuir diarios y mantener viva la esencia “aunque con otra propuesta”. Este proyecto conjuga tradición y modernidad, reflejando la adaptación forzada pero creativa de un sector golpeado por los cambios tecnológicos y de consumo.
Este escenario plantea desafíos sindicales y comerciales para los próximos años, en los que la adaptación al contexto económico y social marcará la evolución de los “canillitas del siglo XXI”, entre el legado histórico y la búsqueda por nuevas fuentes de ingreso.