La actriz expresó que la cantidad de espectadores no representa la calidad de una película y se refirió a la situación social y económica que está atravesando el país.
La actriz expresó que la cantidad de espectadores no representa la calidad de una película y se refirió a la situación social y económica que está atravesando el país.

Natalia Oreiro compartió sus reflexiones sobre su último trabajo actoral, la realidad del cine argentino y su compromiso social en una entrevista brindada a Infobae.
Al referirse a su experiencia con la película “La mujer de la fila”, dirigida por Benjamín Ávila, la actriz confesó: “Hay momentos donde dejás de ser consciente de que estás haciendo un personaje para convertirte en el personaje. Es una película que me desarmó, desde todo punto de vista”.
El filme aborda la historia real de Andrea Casamento, una madre que lucha por la libertad de su hijo preso y funda ACiFaD, una asociación que ayuda a mujeres con familiares privados de libertad.
En cuanto a la situación del cine argentino y el debate sobre su financiamiento, Oreiro fue contundente: “Hacerle creer a la gente que si existe el cine los jubilados no van a cobrar es una maldad. No es así. Hay un mensaje, seguramente a propósito, para que la gente, estando tan lastimada y con tanta necesidad, piense algo que no es real”.
Oreiro se diferenció el actor Guillermo Francella, quien había expresado que no le gusta el denominado “cine arte”: “Hay cine que es muy premiado pero le da la espalda al público”, señaló el actor, y agregó que van cuatro personas a ver esas películas “porque son obras de arte pero que no tienen identificación, no representan a nadie”.
La actriz defendió la diversidad de estilos y proyectos en la industria: “Creo que hay que hacer cine de todo tipo de género… No creo que el éxito de una película radique en la cantidad de espectadores que vayan a verla. Me encanta hacer películas masivas, pero también creo muy necesario el cine de autor, el cine emergente, las óperas primas”.
La actriz subrayó la necesidad de que los proyectos conecten con la audiencia: “Lo que necesitamos es conectar y el cine nos conecta con eso. Decirle a una persona cómo tiene que ver una película, cómo tiene que pensar para ver determinado cine, me parece que es subestimar al público. Yo jamás le diría al público que tiene que ver una película por su ideología. No. El arte no es eso. El cine no es eso”.
Con respecto a las redes sociales y la batalla diaria de las figuras públicas para mantener un equilibrio, Oreiro sostuvo que “las redes sociales nos dieron esta libertad, pero parece que siempre tenemos algo para decir… No sé de dónde salió eso de ‘que hablen’. No quiero lidiar con eso”.
Remarcó también la importancia de construir “un mundo más amable, más respetuoso, donde las opiniones se expresen con responsabilidad”.
Finalmente, Natalia Oreiro se mostró consciente de las dificultades sociales y económicas del país: “No sé. Me parece que estamos con muchas necesidades, y cuando un país tiene mucha necesidad, prender la mecha es más fácil”. Su mirada combina la sensibilidad artística con un compromiso social profundo, reflejando su evolución personal y profesional.
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