La fragilidad del gobierno de los Milei: El peligro de una derrota electoral y la crisis de gestión

Joaquín Morales Solá señala que la derrota electoral de Javier Milei expuso la fragilidad del gobierno. A pesar de querer hacer cambios, el presidente fue convencido por su hermana Karina de mantener a su equipo, en medio de una crisis de gestión y aislamiento político.

Joaquín Morales Solá
Joaquín Morales Solá

La derrota de La Libertad Avanza (LLA) en las elecciones de la provincia de Buenos Aires ha desatado una profunda crisis en el gobierno de Javier Milei. El resultado, que fue más contundente de lo que los analistas esperaban, ha puesto en evidencia un “problema de gestión del que nadie se hace cargo”, un factor que, según el reconocido y respetado editorialista Joaquín Morales Solá, fue la razón principal del revés electoral. El autor desentraña el complejo entramado de internas, errores políticos y la falta de autocrítica que marcan el momento más difícil de la gestión.

La primera reacción del presidente tras la derrota fue la de implementar “cambios inmediatos” en su equipo político. Según fuentes cercanas, Milei estaba convencido de que Eduardo “Lule” Menem y Sebastián Pareja debían abandonar el gobierno, y que Martín Menem no debería buscar la reelección al frente de la Cámara de Diputados. Sin embargo, en una reunión a solas, su hermana, Karina Milei, lo convenció de que la salida de su equipo más cercano de colaboradores sería un “gesto que la hundiría en la debilidad política”. Así, el presidente, que había llegado al poder con la promesa de “terminar con la casta”, optó por la continuidad, en una muestra del poder que ostenta su hermana, a quien llama “El Jefe”.

La soledad del poder y la desconexión con los aliados

Morales Solá subraya la “soledad” que el gobierno se ha autoimpuesto. El presidente ha convocado a los gobernadores a una reunión, pero los mandatarios provinciales aseguran que el superávit fiscal se logró gracias a que el gobierno les debe los recursos que les corresponden, y que la “política de agravios y ninguneos” no es un buen punto de partida para un diálogo. Los gobernadores, que ya se han unido en un frente político, se sienten maltratados por un gobierno que, a su juicio, está más interesado en la confrontación que en la búsqueda de consenso.

El caso de Patricia Bullrich es otro ejemplo de esta falta de comunicación. Algunos funcionarios de Milei, de hecho, propusieron que la ministra de Seguridad se quedara en su cargo en lugar de ser candidata a senadora, ya que su salida “la hundiría en la debilidad política”. Sin embargo, Karina Milei fue la “autora intelectual” de su candidatura a senadora, una forma elegante de sacársela de encima y de evitar que la ministra, que siempre se imaginó como jefa de Gabinete, tuviera un rol protagónico en la gestión del día a día.

La crisis de gestión y el peligro de una derrota

El autor insiste en que el problema fundamental es la “gestión del día a día”, que fue una “razón esencial” de la derrota. La economía del día a día, con la caída del empleo, el aumento de la morosidad y el estancamiento de la actividad productiva, no fue abordada por el gobierno, que se centró en la lucha por el equilibrio fiscal. “La soledad es también una construcción propia”, sentencia Morales Solá.

El resultado de las elecciones, que fue una “paliza electoral” para LLA, ha generado un clima de inestabilidad que podría tener consecuencias nefastas para el futuro del país. El autor advierte que el fracaso de la gestión ha envalentonado a la oposición peronista, que ya habla de “acéfalia” presidencial, un escenario que el autor considera “peligroso e irresponsable”. El gobierno de Milei, que corre el riesgo de perder en octubre los votos que el PRO le dio en la segunda vuelta, tiene ahora la difícil tarea de corregir el rumbo y demostrar que su proyecto no es una “aventura de la sangre”, sino una propuesta de gobierno seria y responsable. El futuro del país, en definitiva, pende de un hilo.

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