La dolorosa historia de diez argentinos deportados de estados unidos

Diez argentinos deportados por el gobierno de Donald Trump llegaron al país y criticaron su política migratoria. Calificándose de “no criminales”, los afectados relataron que la gestión republicana los trató injustamente, separando a sus familias y afectando a residentes legales.

Foto Clarín

Un grupo de diez ciudadanos argentinos deportados de Estados Unidos por el gobierno de Donald Trump arribó a Argentina en un vuelo especial, en medio de emotivos reencuentros con sus familiares en el aeropuerto de Ezeiza. Varios de los deportados, que se mostraron aliviados pero también consternados, se dirigieron a la prensa para asegurar que “no somos criminales” y que, a su juicio, son víctimas de la dura política migratoria de Trump.

Entre los primeros en hablar estuvo Maximiliano García, de 49 años, quien vivió en Estados Unidos desde 2001. García relató que fue detenido de manera sorpresiva en una oficina de inmigración en Orlando, donde había acudido a realizar un trámite con su hija. “Me dijeron ‘pase por el costadito para unas preguntas adicionales’. Y ahí me llevaron”, describió. El hombre, que tenía un permiso de trabajo vigente, dijo que fue acusado de una “supuesta orden de deportación” de 2015 de la que nunca había sido notificado.

Una "paupérrima gestión" con "odio y racismo"

García, que se dedicaba a la industria gastronómica y estaba por convertirse en conductor de camiones, criticó duramente la gestión de Trump, a la que calificó como una “página negra dentro de la historia gloriosa de Estados Unidos”. El argentino aseguró que, en su opinión, la administración republicana demuestra un “marcado sesgo y racismo”, afectando incluso a personas con residencia legal. “Es notable el odio en cuanto al racismo en esta paupérrima gestión de Trump”, insistió.

El deportado también se refirió al trato que recibió de las autoridades de inmigración, que, según él, lo trataron como un criminal. “Yo no tenía miedo, pero están partiendo familias a la mitad”, dijo. En su opinión, el procedimiento que enfrentó fue muy diferente al que se aplicaba bajo la administración demócrata, que era más flexible con las personas que tenían un ciudadano estadounidense adulto en la familia. En un claro mensaje político, García aseguró que sus dos hijos ciudadanos estadounidenses “van a votar en contra de este gobierno”.

Familias separadas y un futuro incierto

Otro de los argentinos deportados, Mario Robles, de 25 años, también se dirigió a la prensa para enfatizar: “No somos criminales”. Robles, que vivió en México desde los 18 años, fue detenido cuando estaba por llegar a San Antonio, Texas. Aunque no precisó los motivos de su arresto, el joven se mostró visiblemente afectado por la separación de su familia, ya que su esposa y su hija se quedaron en México. “Está complicado estar lejos de la familia, estar rodeado de gente buena. Ahora lo que quiero es estar con mi familia”, concluyó, con una mezcla de alivio y dolor en su rostro.

El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos ha justificado estos vuelos de deportación, que transportan a ciudadanos extranjeros que han violado las leyes de inmigración, como un esfuerzo para repatriar a aquellos que entraron de manera ilegal, que fueron condenados por distintos delitos o que son considerados una amenaza para la seguridad nacional. Sin embargo, para los argentinos que llegaron hoy, el procedimiento es una muestra de la “falta de humanidad” de la política migratoria de Trump. El regreso de los diez argentinos a su país natal marca el fin de una pesadilla, pero también el inicio de una nueva etapa, con un futuro incierto y con la esperanza de que la situación política cambie en los Estados Unidos.

 
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