Japón alcanzó un récord histórico en su estructura demográfica: el 29,4% de su población total está compuesto por personas de 65 años o más, la cifra más alta registrada hasta la fecha, según datos oficiales divulgados por el Ministerio de Asuntos Internos y Comunicaciones.
En cifras absolutas, esto representa 36,19 millones de adultos mayores, de los cuales 15,68 millones son hombres y 20,51 millones, mujeres. La diferencia de casi 5 millones de personas refleja la mayor longevidad femenina en el país asiático. Este domingo 15 de septiembre, coincidiendo con el Día de Respeto a los Ancianos, se destacó esta realidad demográfica que ejerce una fuerte presión sobre el sistema social y económico nacional.
El Ministerio también reportó que la tasa de empleo entre los mayores de 65 años alcanzó un nivel récord el año pasado, con 9,3 millones de ancianos empleados, un incremento de 160.000 respecto al año anterior. La tasa de empleo general para ese segmento etario fue del 25,7%, con una participación significativa en grupos de edades entre 65 y 74 años. Este fenómeno se atribuye a una combinación de escasez de mano de obra y la extensión de las edades legales de jubilación.
Sin embargo, esta prolongación de la vida laboral no es suficiente para contrarrestar los efectos de la baja natalidad. Japón registró en 2024 la cifra más baja de nacimientos desde que hay registros históricos, con menos de 800.000 bebés nacidos, lo que profundiza la crisis demográfica.
Este contexto coloca al país en la vanguardia de una tendencia global de envejecimiento, que presenta retos considerables, como el aumento sostenido del gasto en seguridad social, cuidado de la salud y la necesidad de adaptar políticas públicas para una población cada vez más longeva.
Analistas y organismos internacionales proyectan que para 2040 la proporción de adultos mayores en Japón superará el 34%, lo que exigirá innovaciones en el ámbito laboral, social y sanitario para garantizar la viabilidad de la sociedad japonesa en las próximas décadas.