Un videojuego que consiste en una simulación virtual orientada a adolescentes, donde el jugador se convierte en testigo de una situación de bullying escolar. Insultos, empujones, hostigamiento verbal, todo se vive desde el rol del “espectador”, quien debe decidir cómo actuar ante lo que ve.

“Es un modelo de árbol de decisiones, tipo ‘elige tu propia aventura’. El jugador puede sumarse a la agresión, retirarse sin intervenir o buscar ayuda de un adulto. En cada caso, el sistema le devuelve una consecuencia: desde un llamado de atención hasta un reconocimiento positivo”, detalla Resett, quien participa de este proyecto liderado por Juan Gill, director del Departamento de Diseño, Interacción, Innovación y Tecnología de la UADE.

“La mayoría de los adolescentes no hacen bullying, pero muchos lo avalan pasivamente, aplauden, filman, lo naturalizan. Y eso también es ser parte del problema”, explica. “Esta herramienta busca fomentar la empatía, promover el coraje civil para intervenir o pedir ayuda, y romper el mito de que ‘entre chicos no hay que involucrar adultos’”, señala Resett.