Macron presentará pruebas científicas para defender a su esposa

Emmanuel y Brigitte Macron acudirán a un tribunal de Estados Unidos con evidencias científicas para confirmar la identidad femenina de la primera dama, tras una demanda que cuestiona su sexo biológico. La acción busca aclarar una controversia legal que ha generado debate político y mediático internacional.

Emmanuel y Brigitte Macron. Foto: REUTERS

Contexto y antecedentes del caso

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y su esposa Brigitte han optado por un camino sin precedentes para confrontar una campaña persistente de desinformación y difamación. Presentarán en un tribunal de Estados Unidos pruebas científicas, documentación personal y evidencia fotográfica para demostrar que la primera dama es una mujer, en respuesta a la demanda que han presentado contra la influencer conservadora Candace Owens.

Owens ha difundido reiteradamente la teoría conspirativa de que Brigitte Macron nació hombre y que en realidad se llama Jean-Michel Trogneux, un personaje ficticio basado en el nombre del hermano mayor de la primera dama. Estas afirmaciones forman parte de una serie de videos virales y una serie de ocho episodios denominada “Becoming Brigitte”, que han acumulado millones de visualizaciones y se han difundido ampliamente en redes sociales y medios afines a la ultraderecha.

El origen de esta teoría conspirativa se remonta a 2021, cuando dos blogueras francesas, Amandine Roy y Natacha Rey, difundieron un video en YouTube que viralizó la afirmación falsa. En Francia, la pareja ya había iniciado acciones legales por difamación, obteniendo un fallo favorable en primera instancia, que fue anulado en apelación por considerarse que las afirmaciones eran “demasiado imprecisas” y que la libertad de expresión debía primar. El caso llegó a la Corte de Casación, la máxima instancia judicial francesa.

El fenómeno no es exclusivo de Francia. En los últimos años, figuras públicas femeninas como Michelle Obama, Begoña Gómez (España), Jacinda Ardern (Nueva Zelanda) y Kamala Harris (EE.UU.) también han sido blanco de teorías conspirativas similares que intentan poner en duda su identidad de género, evidenciando un patrón global de campañas transfóbicas y misóginas con fines políticos.

Candace Owens, conocida por su apoyo a Donald Trump y sus posiciones polémicas contra el feminismo, las políticas de género y el movimiento antirracista, ha sido identificada como una voz clave en la difusión de esta narrativa en Estados Unidos, exacerbando la controversia internacional. Su estilo provocador y su amplísima audiencia la convierten en una de las figuras más influyentes del activismo de ultraderecha.

Candace Owens, destacada figura conservadora en Estados Unidos, ha producido más de diez episodios de su podcast enfocándose en el debate sobre la identidad de género de la Primera Dama de Francia.

Pruebas y respuesta oficial

El equipo legal de los Macron acusa a Owens de haber llevado a cabo “una campaña organizada de desinformación” diseñada para socavar la reputación pública del presidente y de su esposa con fines políticos y comerciales. La demanda busca probar que Owens actuó con “malicia real”, es decir, con conocimiento de la falsedad de la información o con desprecio imprudente por la verdad, requisito fundamental para casos de difamación contra figuras públicas en Estados Unidos.

Entre las evidencias que se presentarán ante el tribunal estadounidense, destacan testimonios periciales de naturaleza científica, fotografías de Brigitte durante sus embarazos y mientras criaba a sus tres hijos, así como otros documentos personales que acreditan la verdad biológica e histórica de la primera dama.

Para Emmanuel Macron, esta ofensiva judicial es también una defensa de su honor y una forma de proteger la integridad de su familia, que ha sufrido el desgaste provocado por estas agresiones. Su abogado, Tom Clare, calificó las afirmaciones como “increíblemente perturbadoras” y aseguró que Brigitte está dispuesta a enfrentar de manera pública y firme esta batalla legal.

El desenlace de este caso, que tendrá lugar en un contexto judicial muy diferente al europeo, podría sentar un precedente importante sobre los límites de la desinformación digital, el costo de propagar teorías conspirativas y la responsabilidad en la difusión de noticias falsas con fines políticos o economicos

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