El ejército israelí anunció un incremento significativo de sus operaciones terrestres en la Ciudad de Gaza, calificadas como “una fuerza sin precedentes” para desmantelar las infraestructuras de Hamás y retomar el control del enclave.
Desde el martes 16 de septiembre, las fuerzas israelíes avanzan por los suburbios de la ciudad, enfrentándose a una resistencia que podría involucrar a miles de combatientes del grupo islamista nacionalista palestino. Esta ofensiva forma parte de una operación mayor que busca liberar a los rehenes secuestrados en 2023 y evitar nuevos ataques desde la Franja.
Según DW, el primer ministro Benjamín Netanyahu y portavoces militares han reafirmado la determinación de continuar la incursión hasta cumplir los objetivos estratégicos, pese a la presión internacional y la creciente condena por el agravamiento de la crisis humanitaria.
Las autoridades israelíes ordenaron a la población civil evacuar la Ciudad de Gaza en un plazo de 48 horas y dirigirse hacia el sur, pero miles de habitantes enfrentan dificultades para desplazarse debido al bloqueo y los bombardeos.
Organismos humanitarios alertan sobre el aumento de la desnutrición, el trauma en niños y la falta de acceso a alimentos y atención médica, en un escenario que se vuelve cada vez más desesperante.
Las Naciones Unidas han urgido a proteger a la población civil, mientras crecen las denuncias sobre posibles violaciones al derecho internacional humanitario.
Con la operación militar en marcha y la población atrapada, la situación en Gaza se perfila como uno de los conflictos más críticos en la región, con consecuencias que se extenderán en el tiempo.