En un contexto marcado por la volatilidad extrema en los mercados argentinos, el periodista Jorge Fontevecchia retoma con su característico rigor y precisión un problema central: el capitalismo financiero, con su intrincada lógica especulativa, difícilmente traduce sus fluctuaciones en victorias electorales.
En su columna “Día 646, el capitalismo financiero no gana elecciones” para Perfil, Fontevecchia despliega una síntesis que va más allá de lo técnico para adentrarse en la esencia social y política de la coyuntura. Los mercados, explica, viven de la expectativa y la fluctuación, operando con un capital gaseoso que carece de vínculo concreto con la producción real que sostiene a la sociedad.
A lo largo de su análisis, el periodista subraya la paradoja de que la economía financiera es un mundo autónomo, con su propia dinámica de ganancias y pérdidas, que no necesariamente refleja las demandas reales de las mayorías. En cambio, los votantes se conmueven más por cuestiones tangibles y emotivas, como el acceso a la salud y la educación, la protección de los sectores vulnerables y la justicia social.
Fontevecchia también traza con acierto el perfil del gobierno actual y su relación contradictoria con estos mercados, poniendo en evidencia que más allá de la euforia bursátil momentánea, la base económica real sufre las consecuencias.
Probablemente, esa incertidumbre permanente sobre el futuro, junto con la liquidez y volatilidad crecientes que caracterizan la vida cotidiana, constituyan las condiciones propicias para el surgimiento y consolidación de líderes extremos como Donald Trump o Javier Milei. Fontevecchia enfatiza que el mundo cambia con una velocidad cada vez mayor, y que el periodismo debe asumir la responsabilidad de entender ese proceso acelerado y narrarlo con profundidad y claridad para que el público pueda comprender las transformaciones sociales y económicas en juego.
Fontevecchia subraya que aunque las luces verdes en los mercados bursátiles generen optimismo momentáneo, la vida diaria de la mayoría de los argentinos sigue atravesando dificultades profundas, lo que dificulta que las posturas más cercanas al mundo financiero se traduzcan en apoyos electorales sostenidos.