El pasado sábado abrió sus puertas en Malba Puertos la primera gran exposición institucional de la artista argentina Florencia Böhtlingk (Buenos Aires, 1966). La muestra, titulada Juro que todo esto sucedió en un día, obras 2010-2024 y curada por Alejandra Aguado, presenta una cuidadosa selección de más de 80 piezas, entre pinturas, acuarelas y bocetos, que permanecerán exhibidas hasta el 8 de marzo de 2026 con entrada libre y gratuita.
Esta retrospectiva condensa quince años de producción en los cuales Böhtlingk consolidó un estilo propio caracterizado por composiciones geométricas, paletas de colores reducidas y un registro que entrelaza paisajes con escenas íntimas y sociales. Desde la cuenca del Río de la Plata hasta la selva misionera, sus obras retratan la vida cotidiana concebida como una sucesión de momentos deslumbrantes.
La curadora Aguado subrayó que en este período la artista encontró una identidad nítida, apartándose del naturalismo hacia un lenguaje propio que traduce la experiencia del entorno en imágenes de potente carga poética. La artista misma explicó que la geometría le permitió construir un paisaje que habitaba y traducirlo al lenguaje pictórico, haciendo de esa síntesis un espacio de felicidad creativa.
La exhibición se estructura en torno a dos grandes series: Misiones, inspirada en la exuberancia selvática y las tradiciones locales, y Río de la Plata, que capta modos de vida en la ribera y la ciudad. En estas composiciones no solo aparecen elementos naturales, sino también vecinos, juegos y reuniones familiares, componiendo un equilibrio donde lo cotidiano se transforma en memoria compartida.
Además, la muestra incluye acuarelas y bocetos que actúan como diarios de viaje y registros del instante vital arrancado de la vida. Algunos cuadros incorporan textos que emergieron en contextos políticos y sociales recientes, realzando la dimensión testimonial y política de la obra.
La inauguración coincidió con el primer aniversario de la sede de Malba Puertos en Escobar y con los 24 años del museo fundado por Eduardo Costantini, en un marco que tuvo actividades educativas, talleres y un ciclo literario que conecta la literatura con la obra de Böhtlingk.
En definitiva, la exposición propone un diálogo entre arte y vida, donde la artista transforma la cotidianeidad en una experiencia plástica de significado compartido, consolidando su lugar entre las voces más interesantes del arte contemporáneo argentino.