En la vuelta de los cuartos de final disputada en el estadio Maracaná, Lanús enfrentó un Fluminense ofensivo que dominó el primer tiempo con un alto porcentaje de posesión y ocasiones claras. El gol de tijera de Agustín Canobbio a los 20 minutos abrió el marcador para los locales, incrementando la expectativa de remontada tras perder 0-1 en la ida.
Durante la primera mitad, Fluminense generó repetidos ataques por las bandas, con disparos al poste y presión constante, aunque sin contundencia para aumentar la ventaja. El partido se interrumpió antes del descanso debido a incidentes violentos entre hinchas de Lanús y la policía brasileña, lo que provocó una pausa extendida.
Tras la reanudación, con Fluminense volcado en ataque, Lanús consiguió dar vuelta el juego en un contragolpe. Dylan Aquino, quien ingresó desde el banco, recibió un pase en pared con Marcelino Moreno y definió con un zurdazo al primer palo a los 21 minutos del segundo tiempo, igualando el partido y poniendo el 2-1 en el marcador global a favor del Granate.
En el tramo final, Lanús mantuvo un orden táctico que le permitió soportar la presión brasileña y evitar una derrota que habría significado su eliminación. En el tiempo de adición, un cabezazo de Germán Cano se estrelló en el poste, dejando sin reacción a Fluminense y asegurando la clasificación de Lanús.