La policía bonaerense intensifica la búsqueda de “Pequeño J”, un joven narco peruano de 23 años identificado como el líder criminal que habría ordenado la secuela de torturas y asesinatos que terminó con la vida de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez en Florencio Varela. Según las investigaciones, el capo, conocido también como Julio Valverde o Julio Noguera, habría contratado sicarios para ejecutar la masacre y difundió el proceso de violencia en vivo a través de redes sociales, buscando imponer disciplina dentro de su organización.
Aunque las fuerzas federales y locales manejan un mapa detallado de organizaciones narco en Buenos Aires y el conurbano, “Pequeño J” y su grupo resultan hasta el momento ajenos a sus registros, operando desde la villa 21-24 en la frontera de los barrios Barracas y Nueva Pompeya. Las autoridades sospechan que su influencia se extiende en las zonas sur del Gran Buenos Aires, incluyendo barrios del Bajo Flores y Barracas.
El ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, definió a “Pequeño J” como un individuo “desquiciado” que utilizó la violencia extrema para demostrar poder y controlar a su banda. En la investigación, se reveló que la organización había planificado la desaparición de las jóvenes, enterrándolas en un pozo cavado con anticipación al crimen.
El caso conmociona a la sociedad por la brutalidad del triple femicidio, con decenas de detenidos vinculados a la causa y una fuerte presión para capturar al joven capo peruano que sigue prófugo.