Maximiliano Eduardo Roth, un hombre con antecedentes graves de violencia, fue liberado en 2025 por un juez de Bahía Blanca bajo el régimen de libertad asistida, tras ser condenado en 2022 por haber golpeado brutalmente a una niña de dos años, hija de una expareja, causándole fractura de cráneo y otras lesiones severas. La decisión judicial, basada en informes penitenciarios que destacaban su “buena conducta”, incluía obligaciones estrictas, como abstenerse de consumir drogas y alcohol, someterse a controles y asistir a un curso de “deconstrucción de masculinidades”.
Sin embargo, Roth reincidió con un hecho de extrema violencia en Coronel Suárez, donde fracturó el cráneo a un bebé de 11 meses, hijo de su nueva pareja, tras mantener cautiva a la mujer y sus dos hijos por tres días. El niño fue trasladado al Hospital Penna y permanece internado en terapia intermedia, aunque ya fuera de peligro.
La denuncia fue realizada por la mujer víctima de la violencia, que pudo escapar durante un descuido para pedir ayuda. La fiscalía imputó a Roth por tentativa de homicidio, y el hombre se negó a declarar. Este caso reabrió el debate acerca de la impunidad y la eficacia de ciertas medidas judiciales, cuestionando el régimen de libertad asistida y la evaluación de “conducta ejemplar” que posibilitaron su liberación.
La gravedad de este episodio, sumado a antecedentes similares, pone en evidencia la necesidad de revisar los mecanismos judiciales y penitenciarios para garantizar la protección real a las víctimas y evitar la reincidencia en casos de violencia extrema.