El mundo del fútbol argentino está de luto. La partida de Miguel Ángel Russo, un director técnico que trascendió las tácticas y se convirtió en un símbolo de la pasión y entrega por el deporte, dejó un vacío imposible de llenar. Este jueves 9 de octubre, La Bombonera abrirá sus puertas desde las 10 hasta las 22 horas para recibir a miles de fanáticos, colegas y amantes del fútbol que se acercan conmovidos a despedir a uno de los grandes ídolos del club y del futbol. El velatorio continuará el viernes en un breve lapso, de 10 a 12 horas, para quienes no puedan asistir durante la jornada principal.
Russo no era solo un entrenador: era un líder nato, alguien que supo encontrar en la cancha y en el vestuario la clave para transformarse en un derrotador de gigantes. Su gesta más recordada, la obtención de la Copa Libertadores de 2007 junto a Juan Román Riquelme, es un capítulo imborrable para Boca Juniors y un motivo de orgullo para todos los argentinos. Esa gloria no solo marcó un antes y un después en la historia del club, sino que consolidó a Russo como un referente, un hombre que supo guiar a un grupo hacia la cima deportiva.
Ayer, el ambiente en el Hall Central de Brandsen 805 fue una caja de emociones: el silencio reverente interrumpido por susurros de recuerdos, lágrimas sinceras y aplausos espontáneos que honraban a un hombre que dio tanto. El club dispuso estrictas medidas para respetar la intimidad de la familia, prohibiendo fotos y filmaciones, pero aún así la multitud hizo sentir su afecto en cada rincón.
Para quienes lo vieron con admiración desde la tribuna, Russo representó algo más que un técnico. Fue pasión cuidadosa, palabra firme y consejo preciso. La certeza de que el trabajo, la humildad y el amor por la camiseta podían derribar cualquier obstáculo.
El impacto de su partida se sintió al otro lado de las fronteras. El mundo del deporte reconoció la pérdida de una figura que marcó con su liderazgo y su entrega una época dorada. En tiempos donde el fútbol cruza con lo comercial y lo efímero, el recuerdo de Russo invita a reencontrar esos valores que hacen vibrar a los corazones más fieles.
Adiós, Miguel Ángel Russo, predicador de que la grandeza nace de la dedicación y el amor inquebrantable por el deporte más hermoso del mundo.