En septiembre de 2024, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) informó que había completado transferencias de parte de sus reservas en oro entre cuentas externas, con el objetivo de aclarar la incertidumbre generada por rumores previos. La entidad afirmó que la Auditoría General de la Nación (AGN) tenía acceso a la información necesaria para sus controles.
Sin embargo, al cabo de más de un año y tras múltiples pedidos formales, la AGN no logró acceder a documentación específica sobre la ubicación física del oro, los costos y rendimientos involucrados ni detalles sobre seguros y comisiones.
El presidente de la AGN, Juan Manuel Olmos, alegó ante la Comisión Bicameral Revisora de Cuentas del Congreso que el BCRA “entorpeció” la auditoría y que “el intercambio de notas se ha agotado”, sin obtener respuestas satisfactorias.
Fuentes oficiales indicaron que el Banco Central sostiene el argumento de la confidencialidad y sólo permitió acceso limitado a la información mediante consultas en sus instalaciones sin posibilidad de copias, fotografías o toma de notas, lo que imposibilita técnicamente una auditoría completa.
Además, existen dudas sobre si las reservas permanecen en Londres o Suiza o si se vendió parte del oro para obtener liquidez.
Además del oro, la AGN denunció dificultades similares para auditar los bonos BOPREAL y un préstamo REPO garantizado por esos bonos, con falta de datos sobre tasas, comisiones y condiciones contractuales.