El mercado de alquileres en la Ciudad de Buenos Aires atraviesa un cambio de ritmo tras el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/2023, que flexibilizó las modalidades contractuales y ajustó reglas sobre plazos, ajustes y garantías. Esto redefinió el escenario inmobiliario local, dividiendo la oferta en tres carriles que se adaptan a distintas necesidades.
El alquiler tradicional sigue siendo la opción para quienes buscan estabilidad y estadías de largo plazo, usualmente 24 meses o más, con contratos en pesos, propiedades sin muebles o semi-amobladas, y gastos de servicios a cargo del inquilino. Aunque requiere garantías y mayor esfuerzo inicial, puede resultar más económico y permite personalizar el hogar.
Por su parte, los alquileres temporarios se consolidan para estadías cortas, hasta 6 meses aproximadamente, con propiedades amobladas y servicios incluidos, orientados principalmente al turismo, estudiantes y trabajadores en movilidad. Este segmento ofrece rapidez y flexibilidad, aunque suele ser más costoso por mes.
En crecimiento, el tercer segmento combina alquileres amoblados de mediano plazo (3 a 12 meses), dirigidos a demanda local y corporativa que busca flexibilidad sin prescindir de comodidades.
Los propietarios deben evaluar las oportunidades y riesgos de cada modalidad, mientras los inquilinos deben considerar duración, presupuesto y necesidades específicas para tomar la mejor decisión en un mercado dinámico y adaptativo.
El cambio normativo exige mayor comprensión y negociación para ambas partes, aunque promete una oferta más variada y adaptada a los nuevos tiempos y estilos de vida en Buenos Aires.