Teléfonos inteligentes y niños: beneficios y riesgos

Un estudio de Florida con más de 1.500 niños muestra que tener un teléfono inteligente puede favorecer el bienestar mental y social salvo cuando se usa intensamente redes sociales, que aumentan problemas como la ansiedad.

El informe subraya la necesidad de medidas de protección y educación digital en el hogar y la escuela. Foto: La Redacción.

La posesión de teléfonos inteligentes entre niños de 11 a 13 años es muy alta: el 78% de los encuestados en Florida afirma tener su propio dispositivo. Los menores con smartphone muestran mejores indicadores de bienestar mental en comparación con quienes no tienen, reveló una encuesta realizada por investigadores de la Universidad del Sur de Florida y The Harris Poll.

Aunque la percepción común tiende a ver los teléfonos como una amenaza para la salud mental infantil, los datos muestran que los niños con smartphone reportan menores niveles de depresión (21% frente a 26%) y ansiedad, además de pasar más tiempo con amigos en persona.

Estos resultados contradicen la creencia de que la mera posesión del dispositivo es la causa de problemas psicológicos.

Sin embargo, el uso intensivo y la publicación frecuente en redes sociales son un factor de riesgo concreto. Los niños que usan estas plataformas diariamente duplican la probabilidad de sufrir problemas de sueño, ansiedad y depresión en comparación con quienes no las usan o las emplean ocasionalmente.

La encuesta no determina causalidad, por lo que no se sabe si el uso excesivo genera estos problemas o viceversa, pero la asociación es clara.

Dada la asociación hallada, los investigadores recomiendan a los adultos “intentar mantener a los niños alejados de las plataformas sociales en las que es probable que publiquen o compartan contenido públicamente“.

Además, más de la mitad de los niños reporta haber sido víctima de acoso cibernético en meses recientes, lo que impacta negativamente en su salud emocional y bienestar general. Este hallazgo subraya la necesidad de medidas de protección y educación digital en el hogar y la escuela.

Un dato notable es que los niños de hogares con ingresos más bajos tienen mayor acceso a smartphones, situación ligada a políticas escolares y conciencia parental.

Por ejemplo, en escuelas privadas la prohibición de teléfonos es más frecuente, mientras que en escuelas públicas las restricciones son menores, aunque sus efectos reales sobre el uso no son concluyentes.

Desde la perspectiva educativa y social, especialistas sugieren que prohibiciones totales pueden no ser la solución y que es más efectivo fomentar un uso responsable y supervisado de estos dispositivos, que permita aprovechar beneficios y reducir riesgos.

La realidad actual muestra que muchos niños tienen acceso a redes sociales antes de la edad legal permitida, dificultando el control estricto.

En suma, la discusión debe trascender la dicotomía prohibición-permisividad para enfocarse en la formación, el acompañamiento y la implementación de políticas educativas que promuevan un equilibrio saludable entre la vida digital y el bienestar integral de los niños.

El estudio reitera que, al ser una encuesta transversal, solo establece asociaciones o correlaciones, no causalidad. A pesar de esta limitación metodológica, la distinción entre el dispositivo y el comportamiento digital es clave, como señaló David Ellis de la Universidad de Bath.

Queda abierta la reflexión sobre cómo equilibrar el acceso tecnológico con la protección y el desarrollo saludable de los niños, para lo cual se requiere un trabajo conjunto entre familias, escuelas y legisladores, sin decisiones apresuradas que ignoraran la complejidad del fenómeno.

Nota escrita por:
Te recomendamos...