Rehenes israelíes liberados revelan dos años de tortura, inanición y aislamiento psicológico

Los 20 rehenes israelíes liberados de Gaza revelaron dos años de tortura, aislamiento y hambre. Testimonios describen a uno completamente solo y a otros encadenados. La prioridad ahora es restituirles la sensación de control y autonomía.

Rehén liberado. Foto NA

 La liberación de los 20 rehenes israelíes que Hamás mantenía con vida en Gaza ha desvelado los escalofriantes detalles de un cautiverio de 738 días marcado por condiciones extremas. Los primeros testimonios de los sobrevivientes describen un shock de regreso a la libertad, donde la alegría se mezcla con el trauma del aislamiento, la manipulación psicológica y el hambre constante.

Las condiciones de retención fueron devastadoras. Avinatan Or, uno de los liberados, pasó los 738 días en completo aislamiento, retenido en el centro de Gaza sin contacto con otros cautivos. Los primeros exámenes médicos revelaron que perdió entre el 30% y el 40% de su peso corporal debido a “largos periodos de inanición”. Otros, como el colombiano-israelí Elkana Bohbot, estuvieron gran parte de su encierro encadenados en túneles subterráneos, perdiendo la noción del tiempo y sufriendo heridas visibles en los brazos por las cadenas.

Aislamiento, manipulación y la agonía de la separación

La estrategia de los captores incluyó la tortura psicológica. Los hermanos gemelos Gali y Ziv Berman, por ejemplo, fueron separados por Hamás desde el 7 de octubre y retenidos en la misma zona sin saber el paradero del otro. Su reencuentro en la base militar de Re’im, tras la liberación, desató una oleada de aplausos en la Plaza de los Rehenes de Tel Aviv.

La manipulación informativa fue una constante. A los rehenes les mintieron sobre la situación en Israel, diciéndoles que el país los había abandonado. A Matan Angrest le dijeron que sus abuelos maternos, sobrevivientes del Holocausto, habían muerto. Además, los secuestradores “jugaban con las expectativas”, como relató el padre de Guy Gilboa-Dalal, a quien hicieron prepararse para una liberación ficticia hasta en tres ocasiones para disfrutar de su sufrimiento.

La urgencia de devolver el "control" a los sobrevivientes

La psicóloga Einat Kauffman, que trata a los sobrevivientes del trauma, explicó que la máxima prioridad es “restituir a los liberados la sensación de autonomía sobre sus acciones cotidianas”. Durante el cautiverio, hasta los gestos más simples dependían de la voluntad de sus captores. Al regresar, muchos de los liberados muestran dudas sobre si pueden realizar acciones básicas sin pedir permiso, por lo que el entorno debe respetar su “ritmo” y su necesidad de espacio. Avinatan Or, tras su liberación, pidió a solas el primer cigarrillo con su pareja, Noa Argamani, también exrehén.

La psicóloga admitió que la ausencia de protocolos para tratar a civiles cautivos por un tiempo tan prolongado representa un “vacío en la práctica clínica”. Ahora, con todos los rehenes vivos en Israel, se espera que comiencen a conocerse más detalles de las “atrocidades” que muchos callaron públicamente por temor a que sus compañeros de cautiverio fueran castigados.

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