El mandatario describió el swap como una línea crediticia contingente, destinada a cubrir posibles necesidades de liquidez ante eventuales dificultades para acceder al mercado internacional de deuda.
De esta forma, destacó que se podrá intercambiar pesos argentinos por dólares y luego devolverlos, lo que permitirá atender pagos de deuda en 2026 sin emitir nueva deuda ni acudir a financiamiento convencional.
Desde el gobierno puntualizaron que los U$D 20.000 millones no aumentarán automáticamente las reservas internacionales y que la activación del swap dependerá de la evolución del mercado y la situación económica. Es posible que el mecanismo nunca se utilice si Argentina puede salir al mercado de forma sostenible.
Así, Milei aseguró que el swap es un seguro financiero que busca evitar la presión sobre el tipo de cambio y reforzar la estabilidad macroeconómica, pero aclaró que no es una solución definitiva ni un recurso que se agotará necesariamente.
Expertos independientes coinciden en que estos acuerdos son habituales para economías emergentes con alta deuda externa y volatilidad cambiaria. Subrayan que el instrumento brinda respaldo frente a shocks pero no soluciona desequilibrios estructurales ni reemplaza reformas profundas.
Por último, fuentes oficiales admitieron que la activación del swap requerirá un análisis riguroso de la situación financiera en los próximos meses, y anticiparon que su uso implicará costos asociados que deberán ser gestionados con disciplina.