Décadas de investigación han confirmado que el sueño es un proceso interconectado con múltiples factores biopsicosociales, que abarcan dimensiones biológicas, psicológicas y socioambientales.
No obstante, tradicionalmente, los estudios se enfocaron en una sola dimensión del sueño, como su duración o calidad, limitando una comprensión holística del fenómeno.
Para abordar esta complejidad, un reciente artículo de investigación publicado en la revista PLOS Biology aplicó un enfoque multidimensional y basado en datos.
Los Cinco Perfiles y sus Implicaciones
Los perfiles se distinguieron por la combinación de quejas de sueño y la asociación con un conjunto específico de factores de salud.
El primer perfil está caracterizado por un sueño deficiente, con dificultades para conciliarlo, menor satisfacción y síntomas como ansiedad, depresión y estrés.
En estas personas, la comunicación entre regiones cerebrales responsables de la autorreflexión y la atención está alterada, lo que puede dificultar enfocarse en el entorno y provocar rumiaciones.
El segundo grupo tiene problemas de salud mental relacionados con la falta de atención, pero su sueño es adecuado y no presentan alteraciones cerebrales asociadas al primer perfil, mostrando una forma de resiliencia.
El tercero se relaciona con el uso de somníferos y muestra menor capacidad para reconocer emociones y la memoria visual, aunque reportan mejores relaciones sociales.
El cuarto incluye quienes duermen menos de siete horas y presentan peor desempeño en la comprensión emocional, el lenguaje y habilidades sociales, además de mayor agresividad.
El quinto perfil se caracteriza por despertares frecuentes y problemas respiratorios nocturnos, afectando la memoria de trabajo y el lenguaje, y vinculándose con síntomas de ansiedad y consumo de sustancias.