Productores mendocinos declaran la “destrucción” del mercado de la uva

Productores mendocinos denuncian que el mercado de la uva está destruido, con costos disparados (mano de obra +115%) y precios de la uva estancados. La AVM advierte que la crisis de rentabilidad amenaza a miles de familias viñateras.

Viñedo en Mendoza. Foto NA
Viñedo en Mendoza. Foto NA

La vitivinicultura de Mendoza atraviesa una crisis de rentabilidad sin precedentes que amenaza la supervivencia de miles de familias productoras. La Asociación de Viñateros de Mendoza (AVM) ha emitido un comunicado con el que advierte que el “mercado de la uva está destruido”, exigiendo una intervención urgente del Estado para frenar el quiebre de los productores primarios. La entidad denunció que, mientras los costos de producción se han disparado, el precio que pagan las bodegas por la materia prima es incluso inferior al del año 2024.

La ecuación económica insostenible

La AVM, presidida por Eduardo Córdoba, describe un escenario en el que la viabilidad económica del productor ya no existe. El documento detalla que, en el ciclo 2024/2025, el viñatero enfrentó un aumento desmedido en sus principales costos: la mano de obra de cosecha subió un 115%, la energía y el riego se incrementaron más de un 100%, y las tasas e impuestos escalaron hasta un 250%. En contraste, el valor de la uva se ha mantenido estancado o retrocedió, lo que ha generado una pérdida de rentabilidad que se traslada a los productores grandes, medianos y pequeños.

El impacto de la crisis ha trascendido el ámbito económico para afectar al tejido social de la región de Cuyo:

  • Desmantelamiento productivo: hay fincas abandonadas, se ha paralizado la inversión en la renovación de plantas y se compromete el empleo de más de 100.000 trabajadores rurales.

  • Éxodo juvenil: “jóvenes que se van del campo porque ya no encuentran futuro”, lo que indica que la vitivinicultura está dejando de ser un “camino de vida”.

  • Presión impositiva: el sector denuncia que el esquema tributario es “confiscatorio”, ya que el Estado se queda con el 57,1% del excedente puro de una finca productiva.

La entidad subraya la trascendencia de la crisis: “Sin productor primario no hay vino. Y sin vino, no hay turismo, no hay economía regional, no hay Mendoza”.

El declive en ventas y las alarmas de la industria

Los datos de la industria confirman la recesión. El Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) informó que, entre enero y septiembre, las exportaciones totales disminuyeron un 6,3%. El vino fraccionado cayó un 5,2%, y el vino a granel retrocedió un 9,6%. Solo el mosto muestra un saldo positivo.

El volumen total de vinos despachados a nivel doméstico también cayó un 3,5% en el mismo periodo. Esta contracción es impulsada por el fuerte desplome en las ventas de vino blanco (-13,1%). Bodegas de Argentina reveló que la facturación total del sector se ha reducido a casi la mitad de lo que era en 2010. Milton Kuret, director ejecutivo de la organización, atribuyó la crisis a la combinación de “costos internos -en dólares crecientes-, consumo local deprimido y precios internacionales estancados”.

La vitivinicultura, que se rige por los vaivenes del mercado, enfrenta un desafío global, ya que el vino se vuelve un producto “prescindible” cuando el poder adquisitivo de los consumidores cae.

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