Swap de USD 20.000 millones y recompra de deuda: la apuesta del gobierno

A 5 días de las elecciones, con USD 20.000 millones disponibles para intervención cambiaria y pago de deuda, el BCRA busca reducir el riesgo país, pero persisten dudas sobre la operatoria y beneficiarios de la recompra.

Luis Caputo. Foto: NA
Luis Caputto, Ministro de Economía y gran artífice del acuerdo con EE.UU Foto: NA

A cinco días de las elecciones presidenciales, el Banco Central de Argentina anunció la activación del swap por USD 20.000 millones con Estados Unidos, una medida destinada a fortalecer las reservas internacionales y mostrar solidez financiera ante una creciente presión cambiaria. Este acuerdo permitirá al BCRA usar la totalidad del monto para intervenir en el mercado cambiario o para pagar vencimientos de deuda soberana, aportando liquidez crucial que hasta ahora no estaba disponible en las reservas externas. Según fuentes oficiales, la utilización de los fondos será “a medida que sea necesario”, sin que por ahora exista urgencia para su uso inmediato.

El presidente Javier Milei confirmó que, ante la dificultad de salir al mercado de capitales por el persistente riesgo país, el swap será el principal recurso para afrontar los pagos del año 2026, una situación que implica “tomar deuda para pagar deuda”. Esta perspectiva genera controversias y alarma en analistas, dada la elevada carga financiera que enfrenta el país.

Simultáneamente, el Gobierno inició negociaciones para una recompra de deuda soberana con el objetivo de reducir el costo financiero y fortalecer áreas prioritarias como la educación. En este esquema, se busca canjear deuda con tasas elevadas por nueva deuda a tasas más bajas, con respaldo de organismos internacionales. Sin embargo, la operación genera incertidumbre sobre quiénes serán los beneficiarios reales, ya que el mercado sospecha de un posible rescate privilegiado a tenedores allegados al oficialismo, alimentando críticas de sectores opositores que denuncian amiguismo y prácticas poco transparentes.

Este conjunto de medidas llega en un contexto de alta volatilidad económica y riesgo país que supera los 1.000 puntos básicos, muy lejos de los niveles deseados para acceder voluntariamente a los mercados financieros. La maniobra del Banco Central es interpretada por algunos como un intento de dar una señal de fortaleza política y financiera, pero los detalles operativos y el impacto real en la economía permanecen en interrogante, en especial cuando el país encara una de las elecciones más críticas de su historia reciente.

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