La evolución de la actividad física humana y su relación con la longevidad
Los humanos evolucionaron realizando entre 11.000 y 20.000 pasos diarios con actividades físicas constantes como la caza, la recolección y el trabajo agrícola.
Esta actividad mantenía en funcionamiento procesos internos necesarios para la reparación y el mantenimiento del cuerpo, lo que ayudaba a ralentizar el envejecimiento.
En contraste, el estilo de vida actual reduce el número de pasos a menos de la mitad del promedio ancestral, lo que se asocia a un aumento de enfermedades cardiovasculares, metabólicas y cáncer. Así, también se explica que la actividad física, aun a niveles moderados, añade años de vida y calidad a la salud.
Recomendaciones basadas en las Zonas Azules y estudios científicos
En las regiones conocidas como Zonas Azules —como Okinawa, Cerdeña o Nicoya—, las personas mayores mantienen un estilo de vida activo que incluye no sólo ejercicios formales, sino también actividades agrícolas, jardinería y caminatas diarias prolongadas.
Estos movimientos frecuentes y variados permiten conservar un alto nivel funcional y autonomía incluso más allá de los 80 años.
No se trata de ejercicios extenuantes, sino de un constante movimiento moderado que, en conjunto, produce beneficios comprobados para la salud física, mental y social.
Las guías científicas indican una dosis mínima de 150 minutos semanales de actividad aeróbica moderada o 75 minutos de vigorosa, además de ejercicios para fortalecer la musculatura de forma regular.