La interna entre Karina Milei y Santiago Caputo se intensificó tras las elecciones, a pesar del intento del presidente Javier Milei de mostrar un frente unido. El domingo del triunfo, Milei reconoció a ambos como “los arquitectos de la victoria”, pero las diferencias internas no cesaron.
Caputo, asesor clave, aspiraba a un rol formal mayor dentro del gobierno, incluso la Jefatura de Gabinete, pero Karina Milei, secretaria general y hermana del presidente, bloqueó ese avance. La secretaria general mantiene el control sobre importantes áreas y operadores, incluida la influencia de los primos Menem, que jugaron un papel decisivo en la campaña electoral.
El asesor, con vínculos en Washington y clave en los encuentros con Donald Trump, reclama un reconocimiento proporcional a su contribución, mientras Karina responde limitando su poder y erosionando progresivamente sus atribuciones. La competencia por controlar las “cajas” de la administración, como la SIDE, ARCA y YPF, genera un choque abierto que parece inclinarse hacia la continuidad del liderazgo de Karina.
Este enfrentamiento marca una tensión creciente en el corazón del Gobierno libertario, con consecuencias para la gobernabilidad y las reformas prometidas.