La Unión Europea entra en la temporada de calefacción con las reservas de gas en su mínimo histórico

Europa inició el invierno con reservas de gas en el 82%, el nivel más bajo desde el inicio de la crisis. La UE depende ahora fuertemente del GNL de EE. UU. y Qatar. El riesgo de un invierno frío y el fin del gas ruso invitan a la cautela.

La Unión Europea (UE) ha iniciado la temporada de alta demanda de calefacción en una posición de vulnerabilidad energética. Las reservas de gas en los depósitos del continente se sitúan ligeramente por encima del 82%, la cifra más baja registrada desde el inicio de la crisis energética y 10 puntos por debajo del objetivo fijado por la Comisión Europea. Este bajo nivel de almacenamiento, sumado a los pronósticos de un invierno potencialmente más frío, obliga a la UE a extremar la cautela.

La zozobra, sin embargo, no es tan grave como en años anteriores. Tras el corte drástico del gas ruso por gasoducto, la UE reconstruyó su matriz importadora en un tiempo récord, con una dependencia creciente del Gas Natural Licuado (GNL) que se mueve por mar, dominado por proveedores como Estados Unidos y Qatar. El lado negativo de esta transición es que la UE se ha vuelto más susceptible a los vaivenes del mercado spot global.

Una dependencia del GNL y el fin del gas ruso

El bajo nivel de almacenamiento es especialmente exiguo en Alemania, el mayor consumidor del Viejo Continente. La situación es el resultado de que los países europeos no lograron compensar las grandes extracciones de gas registradas en el primer trimestre del año. Además, el flujo de gas ruso a través de Ucrania terminará de forma definitiva en enero, un factor que antes era un amortiguador, pero que ahora se suma al riesgo de escasez.

El ente que representa a los operadores de la red gasista, ENTSOG, advierte que, si bien la situación no es de “alarma”, se recomienda “continuar con el monitoreo en las próximas semanas”, con especial foco en el centro-norte del continente.

Escenarios de riesgo y el impacto del clima

La previsibilidad del clima es un factor clave. Jess Hicks, analista de BloombergNEF, advierte que existen “factores que aumentan el riesgo de un evento de calentamiento súbito de la estratosfera”, lo que podría “provocar irrupciones de aire frío en el hemisferio norte”. Si las condiciones frías se extienden a diciembre y enero de 2026, la UE podría ver un “repunte en el consumo de gas”.

  • Escenario extremo: en el escenario más extremo de ENTSOG, con un invierno muy frío, las reservas estratégicas podrían caer al 11%.

  • Impacto por países: Alemania es el país con el mayor déficit de almacenamiento, por lo que una ola de frío allí tendría un efecto “más alcista” en el precio del gas.

Sin embargo, el continente ha ganado en resiliencia gracias a dos factores: la reducción de la demanda industrial, que aunque es una mala noticia económica, mejoró la seguridad de suministro, y la expansión de la red de regasificadoras, que permite importar más GNL para compensar el aumento de la demanda. Ira Joseph, del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia, afirma que el Viejo Continente está “en buena posición” para afrontar los meses de frío.

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