El Vaticano, a través de una nota doctrinal firmada por el papa León XIV y el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, puso fin a años de debate al definir que es “inoportuno” llamar a la Virgen María “corredentora”. El documento subraya que este título podría generar confusión y oscurecer la mediación única de Cristo en la salvación.
Desde hace siglos, distintos sectores dentro de la Iglesia discutían el uso de este término, que se había empleado en algunos momentos históricos para resaltar la cooperación de María con la obra redentora de Jesús. Sin embargo, la nota doctrinal aclara que el Concilio Vaticano II evitó este título por razones dogmáticas, pastorales y ecuménicas.
El cardenal Joseph Ratzinger, en su voto particular, ya en 2002 había expresado su rechazo a la formalización del título, advirtiendo que podría alejarse del lenguaje de las Escrituras y confundir a los fieles. Más recientemente, el papa Francisco ha reafirmado esta postura, señalando que María no pretendió ocupar un rol paralelo al único Redentor, su Hijo Jesucristo.
El documento, que consta de 80 puntos, también reconoce títulos marianos aceptables, como “Madre del pueblo fiel” y “Mediadora”, siempre en un sentido que no compita ni desplace la obra salvadora de Cristo. La nota responde a múltiples consultas y busca orientar a los fieles ante nuevas devociones y reinterpretaciones que circulan, especialmente en redes sociales.
La presentación del texto, en la Curia de los Jesuitas, fue acompañada por la defensa apasionada de esta postura doctrinal, aunque la discusión despertó algunas reacciones críticas por parte de seguidores que consideran que este título es un reconocimiento legítimo a la Virgen.
Este pronunciamiento final señala la importancia de preservar la armonía teológica y clarificar el papel de María dentro de la fe católica, evitando ambigüedades que puedan desviar el mensaje central del cristianismo.