El 41% de los argentinos siente que vive peor que sus padres

Un amplio informe del centro Pensar Lab revela que la mayoría de los argentinos percibe un deterioro en su situación económica respecto a generaciones anteriores, con una creciente resignación en los hábitos de consumo y una sensación de retroceso de la clase media.

En Argentina, la percepción sobre la situación económica familiar muestra una tendencia preocupante: un 41% de los ciudadanos considera que viven peor que sus padres, mientras que solo el 27% cree que su situación es mejor o igual. Estos datos surgen del informe elaborado por el centro de investigación Pensar Lab, que también revela un fuerte sentimiento de retroceso en la clase media.

Actualmente, el 55% de los argentinos piensa que la clase media se está achicando, mientras que solo dos de cada diez cree que está creciendo o manteniéndose estable. La percepción es que dos de cada tres personas se encuentran en el último escalón de la clase media o incluso han descendido a la clase baja, con un 34% que se autoidentifica como clase media baja y otro 34% como clase baja alta.

Este fenómeno implica una pérdida de poder adquisitivo y un cambio en las conductas de consumo: el 63% de los encuestados admitió haber tenido que resignar servicios o actividades que antes realizaba habitualmente, como el ocio, la vestimenta o las vacaciones. La compra de segundas marcas se consolida cada vez más como una estrategia de supervivencia económica.

El informe destaca que, para muchos, la clase media representa no solo una categoría económica sino una fuente de seguridad y tranquilidad. Las familias intentan mantener una “calidad de vida razonable” o “vivir bien”, conceptos subjetivos pero cruciales para su bienestar emocional y decisiones cotidianas.

Para estas familias, el acceso a ciertos bienes y servicios —como una cobertura médica privada— es un último refugio que están dispuestas a proteger, aunque para otros consumos ya hubo renuncias. Esta resignación se traduce en un consumidor que busca moderación y equilibrio, aunque a la vez genera frustración e incertidumbre sobre el futuro.

El estudio aporta una mirada crítica sobre el estado anímico y social de la clase media argentina, marcada por la inflación, el estancamiento económico y la fragmentación social. El desafío para la política y la economía será responder a estas demandas con soluciones que restituyan el poder y la confianza a este sector estratégico de la población.

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