Crisis y quiebra de ARSA: contexto y causas
ARSA, fundada en 2019 tras una reestructuración del Grupo SanCor, producía productos reconocidos como Shimy, Sancorito y Sublime.
Hasta 2023, la empresa estuvo bajo gestión de inversores vinculados a Vicentin y BAF Capital, y en los últimos dos años y medio fue administrada por la venezolana Maralac S.A.
La quiebra fue decretada por el juez Federico Güerri del Juzgado Comercial 29, después de un proceso judicial iniciado en abril de 2024 que culminó sin oferentes interesados en rescatar la firma.
Según la empresa, factores como la alta inflación, caída del consumo, aumento de costos de insumos y mano de obra, sumados a políticas como el programa Precios Justos, impactaron negativamente en su rentabilidad.
Sin embargo, especialistas de la industria y gremios advierten que la crisis de ARSA tiene raíces en una gestión deficiente y falta de transparencia en el proceso de concurso preventivo.
Impacto laboral y situación social
La liquidación obliga a cerrar las plantas industriales de Arenaza (Lincoln, Buenos Aires) y Córdoba, donde trabajaban 180 y 200 empleados, respectivamente.
Durante los meses previos, los trabajadores denunciaron pagos parciales y atrasados, así como falta de aportes a la obra social. El gremio ATILRA destacó que la empresa “canceló apenas un cuarto del salario y en efectivo”, situación que agravó la incertidumbre y el conflicto laboral.