El consumo intensivo de alcohol dispara el riesgo de derrame cerebral prematuro y severo

Un estudio en EE. UU. reveló que el consumo intensivo de alcohol (tres o más copas diarias) acelera 11 años la aparición de derrames cerebrales graves. El alcohol daña los vasos y se vincula a una EPV avanzada, por lo que se recomienda limitarlo a menos de tres copas semanales.

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Una nueva investigación ha puesto en evidencia las graves consecuencias del consumo elevado de alcohol en la salud cerebral. Un extenso estudio realizado en Estados Unidos y publicado en la revista Neurology, órgano oficial de la Academia Estadounidense de Neurología, demuestra que las personas que ingieren tres o más bebidas alcohólicas diarias están en riesgo de sufrir hemorragias cerebrales significativamente más graves y con una aparición hasta 11 años antes que la población que bebe moderadamente o se abstiene.

El análisis abarcó a 1.600 pacientes hospitalizados por hemorragia cerebral, y sus hallazgos sistematizan la relación entre el alcohol y la severidad del accidente cerebrovascular.

Daño cerebral profundo y peor pronóstico

El estudio define el consumo fuerte como la ingesta regular de tres o más bebidas alcohólicas al día, lo que equivale aproximadamente a 42 gramos de alcohol.

  • Aparición prematura: los pacientes clasificados como bebedores intensivos sufrieron el derrame a una edad promedio de 64 años. En contraste, aquellos con consumo moderado o nulo experimentaron el ictus a una edad media de 75 años, una diferencia de más de una década.

  • Gravedad del daño: los bebedores con alto consumo llegan al hospital con hemorragias cerebrales que son hasta un 70% mayores y que tienden a alojarse en las zonas más profundas del cerebro.

  • Riesgo de discapacidad: son casi el doble de propensos a sufrir una complicación particularmente peligrosa: la extensión del derrame hacia los ventrículos cerebrales, un factor asociado a tasas de recuperación más bajas y un mayor riesgo de discapacidad severa.

El autor principal del estudio, el neurólogo Edip Gurol del Hospital General de Massachusetts, enfatizó la letalidad de esta condición: “La hemorragia cerebral es una de las condiciones más letales e incapacitantes conocidas por el ser humano. Es una de las enfermedades más difíciles de superar”.

La conexión con la enfermedad de pequeño vaso y el llamado a la prevención

El equipo de investigación también estableció un vínculo entre el consumo excesivo de alcohol y la Enfermedad de Pequeño Vaso (EPV), un daño crónico en las arterias diminutas del cerebro. Los bebedores fuertes mostraron más del triple de probabilidades de presentar signos severos de daño en la sustancia blanca cerebral, un indicador de EPV avanzada.

El neurólogo José Manuel Moltó, de la Sociedad Española de Neurología (SEN), aunque considera que el trabajo es una buena sistematización de un riesgo ya conocido, insiste en que el alcohol actúa por dos vías: debilita los vasos al elevar la presión arterial y dificulta la coagulación al reducir el recuento de plaquetas.

Ambos expertos coinciden en que no existe un consumo totalmente seguro de alcohol. El Dr. Gurol recomendó limitar la ingesta a no más de tres copas por semana para protegerse contra el ictus y preservar la salud cerebral y cardiovascular. Reducir el alcohol debe ser parte de una estrategia integral de prevención que incluya el control de la presión arterial y la diabetes.

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