El Movimiento al Socialismo (MAS), fuerza política que llevó al poder a Luis Arce, anunció su expulsión definitiva del partido, decisión que se tomó a pocos días de que el mandatario entregue la presidencia al centrista Rodrigo Paz Pereira.
La medida surge en un contexto de acusaciones contra Arce por manejar irregularidades financieras dentro del partido y por una gestión que, según los dirigentes, contribuyó al deterioro económico y social del país.
La expulsión se argumenta en varios ejes: la falta de respuestas ante el desabastecimiento de combustible, los reclamos de sectores sociales por la crisis económica, y en particular la denuncia por la falta de transparencia en el manejo de recursos del MAS que Arce habría omitido regularizar a pesar de múltiples requerimientos internos.
El MAS también carga contra Arce la responsabilidad política por la histórica derrota electoral sufrida en los comicios anticipados, donde la agrupación obtuvo poco más del 3% de los votos y solo dos escaños en la Asamblea Legislativa.
Luis Arce, economista de 62 años y sucesor político de Evo Morales, se vio envuelto en crecientes tensiones internas con distintas corrientes que fragmentan al MAS, un partido que gobernó Bolivia durante casi dos décadas.
Esta expulsión simboliza una ruptura significativa para una figura que inicialmente fue considerada el continuador del legado político de Morales, pero que en los últimos tiempos perdió arraigo dentro del mismo espacio.