Un nuevo capítulo se abre en las relaciones diplomáticas entre Bolivia y Estados Unidos. El flamante presidente boliviano, Rodrigo Paz, y el subsecretario de Estado estadounidense, Christopher Landau, anunciaron la inminente normalización de los lazos bilaterales, que incluirá el intercambio de embajadores en un futuro cercano.
Este gesto pone fin a un periodo de 16 años de ruptura, iniciado en 2008 con la expulsión del entonces embajador estadounidense por el expresidente Evo Morales.
El anuncio se produjo tras una reunión entre Paz y Landau, celebrada después de la ceremonia de asunción del nuevo mandatario boliviano. “Vamos a restablecer relaciones a nivel de embajadores, es algo insólito que no hayamos tenido embajadores. Es un paso importante y espero que podamos anunciar embajadores muy pronto”, declaró Landau, el diplomático estadounidense de más alto rango en visitar Bolivia en años.
El subsecretario de Estado enfatizó la disposición de Washington para cooperar en diversos campos con el nuevo gobierno, tras la manifestación de Paz de querer sostener una “buena relación con Estados Unidos”.
La ruptura de 2008, bajo el gobierno de Morales, se extendió con la expulsión de la agencia antidrogas DEA y la agencia para el desarrollo USAID, bajo acusaciones de injerencia interna.
Sin embargo, en un giro significativo, el presidente Paz abrió la posibilidad de un posible retorno de la DEA, indicando que “todas las instituciones no sólo de Estados Unidos sino de países fronterizos que quieran trabajar con Bolivia para hacer un país más seguro contra los ilícitos, van a estar”.
La normalización de estas relaciones llega en un momento crucial para Bolivia. Paz asumió la presidencia enfrentando la peor crisis económica del país en cuatro décadas, y su viaje previo a Estados Unidos para reunirse con organismos financieros internacionales subraya la urgencia de su gestión.
Giro en relaciones con Estados Unidos
Durante los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce, Bolivia había priorizado su vinculación con la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), un bloque que ya ha suspendido al país andino tras estos acercamientos con Washington.
Este cambio de rumbo diplomático de Paz busca no solo apoyo económico, sino también reforzar la seguridad en un país que es el tercer productor de coca y cocaína, con un alarmante aumento de la violencia ligada al narcotráfico, especialmente en zonas fronterizas donde operan carteles brasileños.
La Paz y Washington inician así una nueva era, con expectativas de cooperación en diversas áreas que podrían tener un impacto significativo en la estabilidad económica y la lucha contra el crimen organizado en Bolivia.