Santiago Caputo chicaneó a la prensa por criticar las “intervenciones” de Milei, celebrando el acuerdo comercial con EE. UU. El pacto, sin embargo, exige a Argentina abrir su mercado a carne y lácteos de EE. UU. y realizar concesiones en propiedad intelectual.
El asesor presidencial Santiago Caputo ha intensificado la confrontación con la prensa y los referentes de opinión, celebrando el reciente “Acuerdo sobre Comercio Recíproco e Inversiones” con Estados Unidos y mofándose de quienes cuestionaron las “intervenciones” del presidente Javier Milei en el exterior. A través de su cuenta de X, Caputo se vanaglorió del pacto y lanzó dardos contra analistas como Joaquín Morales Solá, Carlos Pagni y Jorge Fernández Díaz, a quienes acusó de no comprender la “presente hora nacional”.
El mensaje de Caputo se centra en la narrativa del “triunfo” diplomático, destacando los supuestos beneficios del acuerdo:
Carne y agroalimentos: una “ampliación significativa” del acceso de la carne argentina al mercado estadounidense y la eliminación de barreras no arancelarias al comercio agroalimentario bilateral.
Aranceles: Estados Unidos se compromete a eliminar aranceles a productos “no disponibles en su territorio”.
Bienes de capital: Argentina, en correspondencia, extenderá preferencias arancelarias a bienes de capital e insumos intermedios para fortalecer la competitividad.
Sin embargo, el asesor presidencial omitió referirse a la letra chica publicada por la administración de Donald Trump, la cual revela que Argentina se compromete a abrir su mercado a productos sensibles de la industria agropecuaria estadounidense, generando una fuerte competencia para la producción local.
El documento de la Casa Blanca, que Caputo evitó compartir, subraya las duras condiciones exigidas a cambio del acuerdo marco:
Competencia agropecuaria: Argentina se compromete a abrir su mercado al ganado bovino vivo y a las aves de corral estadounidenses, además de simplificar los registros para la carne de res, productos porcinos y lácteos norteamericanos, todos ellos en competencia con la producción nacional.
Propiedad intelectual y farmacéutica: La Argentina deberá adecuar sus criterios de patentabilidad (lo que podría afectar a la industria farmacéutica local en la producción de medicamentos genéricos) y se compromete a abordar los desafíos señalados en el Informe Especial 301, incluyendo el retraso en la tramitación de patentes.
Comercio digital y datos: Argentina se compromete a facilitar el comercio digital con EE. UU., reconociendo a Washington como jurisdicción adecuada para la transferencia transfronteriza de datos, incluidos los datos personales.
Caputo, en su mensaje de burla a los periodistas, afirmó: “Nada de esto sería posible sin las intervenciones del Presidente en el exterior que acá fueron tan criticadas por aquellos que no entendieron, no entienden ni entenderán la presente hora nacional”. La chicana del asesor se enmarca en la estrategia libertaria de utilizar la confrontación como una herramienta política.
La paradoja del acuerdo es que, mientras el gobierno de Milei pregona la soberanía y la libre competencia, el pacto con Estados Unidos subordina los intereses nacionales a la estrategia geopolítica de la administración Trump, que busca reducir la influencia de China en el continente. El analista Martin Wolf del Financial Times calificó previamente el auxilio financiero como “un mal uso del dinero para casi todos los involucrados”, y advirtió que la “subordinación” de Argentina a Estados Unidos es una política riesgosa.
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