Maradona: la ficción y la realidad del fútbol argentino

La última semana fue para alquilar balcones y justo a 5 años de la muerte de Diego podríamos imaginar las cosas que diría sobre todo esto mientras intentamos saber qué es ficción y qué realidad en este “Fútbol argentino al que nunca entenderías”.

Se cumplen cinco años de la muerte de Diego Maradona. Foto: NA.

Por Leonardo Peluso

El fútbol argentino, más que nunca con este foro multitudinario de las redes sociales, es un culebrón donde los protagonistas son héroes y villanos al mismo tiempo y la honestidad un valor regulable según el mostrador que toque atender. Todo puede ser ficción y realidad a la sombra de argumentos similares. Mientras que el debate se calienta con la llama de un penal que poco importa si fue dentro o fuera del área.

Quizá a modo de homenaje y para no olvidarlo, podríamos pensar que opinaría Diego Armando Maradona. En especial sobre toda esta narrativa reciente del fútbol con nudos y conflictos alrededor de River y Gallardo, Tapia y Barracas Central, Milei y Estudiantes, la AFA y Di Maria, el pasillo de espaldas y un PDF, Rosario Central y la Copa sorpresa, Veron y Toviggino.

Los creativos y guionistas de la industria de las plataformas del cine y las series bien podrían entrar en huelga o dedicarse a vender tutucas en Once porque no sabrían cómo contar estas historias. En cambio, parado arriba del puente, Maradona vería pasar el agua tormentosa y mezclada por debajo suyo con la capacidad absoluta para separar la mugre del lodo y el lodo del líquido. Él sí sabría cómo hacer racional tanto delirio y ubicar cada cosa en su lugar con dos o tres frases.

Saldría a bancar a Gallardo separando su amor por Boca y su pica con River. Diría tal vez que dejen en paz al Muñeco y hasta pediría que le hagan otra estatua. Por otro lado, le avisaría a Milei que se dedique a aumentar la jubilación en lugar de meterse con el fútbol. Y le recordaría que don Osvaldo Zubeldia jamás hubiera aprobado las SAD.

Le pondría algunos puntos a Tapia quizá con un “déjate de joder, cuida la pelota que no se mancha” pero se quedaría del lado de la vereda de la calle Viamonte. Muy a pesar de su mala relación con la Bruja Veron y tras darle algunos chirlos le pediría a Toviggino que baje un cambio y no se meta con los jugadores. Después les aconsejaría a los árbitros que se cuiden y hagan del sindicato un resguardo y no un centro de lobby dirigencial.

Es muy posible que abrazara y felicitara a Di Maria a quien amaba profundamente y a quien le hubiera perdonado hasta esta desprolijidad de la Copa sorpresa que ganaron el fin de semana. Hubiera defendido a los jugadores por la decisión del pasillo de espalda sin entrar en polémica porque siempre para Diego el jugador estaba primero. Y en este culebrón de la AFA y el gobierno que otra vez vuelve al ruedo, por ahí tiraría alguna de las suyas pidiendo que dejen de darle de comer a los políticos que quieren aprovecharse.

En fin, se va terminando el año y más que nunca aquello de que “Fútbol Argentino: no lo entenderías” que supo resumir el fenómeno post Qatar 2022 ya va camino a ser medio paródico, con un montón de señores de trajes con aires a Bolsa de Comercio intentan aprovechar el baile para ver si el DJ cambia la música. Tal vez sea tiempo de volver a Diego y no precisamente a sus hermosos goles.

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