La gente que vive 100 años come muy poca carne, según experto

La dieta vegetal y el bajo consumo de carne emergen como un patrón común en las Zonas Azules, los lugares del planeta donde la gente vive más de cien años. El experto Dan Buettner reveló los hábitos nutricionales que prolongan la vida.

El experto contrastó estos datos con hábitos occidentales. Foto: Web.

El mapa de la longevidad y sus patrones dietéticos

El periodista e investigador estadounidense Dan Buettner, experto en longevidad, identificó las llamadas “Zonas Azules” del mundo. Se trata de cinco regiones específicas donde los habitantes alcanzan edades superiores a los cien años con una salud notable. Estas zonas incluyen Okinawa (Japón), Cerdeña (Italia), Icaria (Grecia), Nicoya (Costa Rica) y Loma Linda (Estados Unidos).

Buettner, después de años de estudio, notó que la clave para una vida prolongada no reside en un solo factor genético, sino en un conjunto de hábitos de vida interconectados. En el centro de estos patrones se encuentra la alimentación, que difiere notablemente de la dieta occidental moderna.

La legumbre como pilar y la carne como excepción

Uno de los hallazgos más relevantes en estas comunidades es el rol de las legumbres. El 95% de la dieta de los centenarios está basada en alimentos de origen vegetal. Las lentejas, los garbanzos y los frijoles constituyen la base fundamental de su ingesta, sirviendo como fuente principal de proteínas.

Esta preponderancia vegetal relega a la carne a un rol casi ceremonial. De acuerdo con las observaciones de Buettner, los habitantes de las Zonas Azules consumen carne roja en promedio unas cinco veces al mes.

Además de la baja frecuencia, el tamaño de las porciones es significativamente menor, asemejándose al tamaño de una baraja de cartas. La carne, si bien no está eliminada, es vista como un componente marginal de la dieta, lo cual contrasta fuertemente con los patrones alimentarios habituales en muchos países desarrollados.

Más allá del plato: la receta completa

Es importante destacar que la longevidad no es atribuible únicamente a lo que se come o lo que se evita. El periodista identificó nueve principios de vida que actúan de forma simultánea.

Estos pilares incluyen la actividad física natural (moverse sin ir necesariamente a un gimnasio), tener un sentido de propósito vital bien definido (llamado Ikigai en Okinawa), y la capacidad de reducir el estrés a través de rituales diarios.

Asimismo, las personas longevas en estas zonas priorizan el compromiso familiar, mantienen fuertes lazos sociales y forman parte de comunidades que fomentan hábitos saludables.

El control calórico también es crucial. Existe una regla, denominada Hara Hachi Bu, practicada en Okinawa, que implica comer solo hasta sentirse lleno en un 80%. Esta restricción calórica se vincula con procesos biológicos asociados a la prolongación de la vida.

Un nuevo paradigma para el envejecimiento

El informe de las Zonas Azules propone un cambio de paradigma: la longevidad no se compra en forma de suplementos, sino que se construye a través de la integración de dieta, ejercicio y comunidad.

La evidencia sugiere que la vida no se prolonga por eliminar un alimento, sino por priorizar un estilo de vida más austero y conectado con los alimentos vegetales y el entorno social. La interrogante que queda abierta es si estos patrones, forjados por la cultura y el aislamiento geográfico, pueden ser replicados con éxito en la vorágine de las sociedades modernas.

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