Guillermo Pfening, reconocido actor y director argentino, relató en diciembre de 2025 en el programa Mirá Quién Vino de radio Futurock la delicada experiencia con su madre, Alicia Caloso, dermatóloga que comenzó a aplicarse biopolímeros a principios de los años 2000, antes de la popularización del bótox.
Explicó que su madre se inyectaba una especie de silicona líquida, un biopolímero con propiedades migratorias, que en ese momento no estaba regulado ni prohibido en Argentina.
Según Pfening, los procedimientos comenzaron de manera gradual y social con amigas, pero con el tiempo su rostro se deformó gravemente hasta que un día esa persona era irreconocible para él, pese a saber que era su madre.
Alicia Caloso, además, enfrentó cuadros médicos complejos como trastorno bipolar, ansiedad, depresión y automedicación, que complicaron todavía más su situación. La adicción a estos tratamientos estéticos desembocó en la formación de granulomas y úlceras en su rostro que requirieron varias intervenciones quirúrgicas de limpieza, procesos dolorosos y traumáticos para ella.
Frente a las severas secuelas y alienación social, Alicia decidió quitarse la vida, un trance devastador para Pfening y su familia. Él mismo califica esta historia como un caso extremo y paradigmático que ilustra las presiones sociales y los estándares inalcanzables de belleza que afectan mayoritariamente a las mujeres.