El Semillero y la Colonia Artística: Un Encuentro Profundo con la Infancia

La fundadora Eli Niglia fusiona la actuación y la docencia para crear un espacio infantil de recreación, exposición y de compartir con otros. Su filosofía se centra en el arte como vía para desbloquear la creatividad, fomentar la autonomía y contrarrestar el sobre estímulo digital, siempre priorizando la escucha activa.

Eli Niglia: Artista Educadora y el Compromiso de Ser y Transmitir

La fuerza impulsora detrás de este espacio se define con una frase que encapsula casi 30 años de trayectoria docente: “Yo digo que soy artista educadora”. Eli, mamá de Teo de 8 años quien también es su inspiración, cuenta con gran experiencia que abarca desde el Nivel Inicial hasta la docencia en teatro y narración, el gran desafío para Eli siempre fue encontrar la sinergia perfecta entre sus pasiones.

Ella lo ha logrado, orgullosa de haber podido “lograr combinar, con mucha suerte, los dos amores”, que son actuar y dar clases. Esta combinación no es menor, ya que, en su perspectiva, existe una diferencia conmovedora con otros docentes: es esencial “ponerle el cuerpo desde la actuación” para poder “transmitir o devolverle a mis estudiantes un poco esa pasión”. Es esta entrega, su vivencia artística y su compromiso con la experiencia lo que nutre y enriquece cada encuentro.

El Juego Artístico: Desbloqueando Emociones y Sembrando Autonomía

La piedra angular de la propuesta del Semillero y de la Colonia Artistica de Eli Niglia es el juego, entendido como un acto de libertad y sanación. Pero por supuesto que no esta sola, sino que esta acompañada por un gran equipo conformado por  Guadalupe Rodríguez, docente del espacio; Susana Busico, madre de Eli y también jefa de administración y quien lleva adelante el taller de cocina y Roxana Díaz, quien maneja las redes y muchas veces asiste. 

Lejos de las estructuras rígidas que a veces impone la educación formal, El Semillero utiliza el arte como una herramienta liberadora. Eli afirma que “el arte en el contexto de juego permite desbloquear en un pibe, en un niño o niña, la creatividad, la imaginación, la expresión, sus emociones”.

Esta metodología fomenta el desarrollo de habilidades cruciales para la vida, pues “el juego artístico fomenta la experimentación, la toma de riesgos, la exploración, la autonomía”, lo que a su vez ayuda a desarrollar capacidades como “la resolución de problemas o una mejor comunicación”.

El Abrazo de lo Concreto frente a la Hiperconectividad

En la colonia, la invitación es a “ensuciarse las manos” y a sentir. Al explorar con pintura, arcilla, o “esta masa de sal que que les hago”, los niños se sumergen en una rica experiencia sensorial. Eli enfatiza que “ahí hay un desarrollo sensorial en cada chico y en cada chica, en donde ellos pueden mostrar la capacidad de experimentar y explorar el mundo a través de los sentidos”.

Este foco en lo tangible es fundamental para contrarrestar los estímulos constantes de la vida moderna. Si bien Eli reconoce que la pantalla es parte innegable de su generación, ella subraya que “esto de meterse con materiales más concretos es una invitación a a poder también encontrarse con ellos mismos”. Es un esfuerzo consciente para combatir el “sobreestímulo que a veces se les vuelve en contra” de lo virtual, buscando “traerlos a lo concreto, al cuerpo, al movimiento” para que no se pierdan en lo virtual.

Un ejemplo conmovedor de esta liberación creativa fue la de un niño que, jugando con masa, creó un “animal prehistórico” que había visto en un libro sobre dinosaurios. Lo más increíble, recuerda Eli, es que el niño “sin ver esa imagen, usó su imaginación y su creatividad que lo llevaron a crear algo similar”.

La Mayor Lección: Detenerse y Escuchar las Infancias

La labor de Eli Niglia exige una constante humildad y una profunda sensibilidad. La clave es “estar muy, muy atenta a descubrir también qué traen los pibes al taller para poder planificar y pensar los encuentros desde sus intereses”.

En un profundo ejercicio de reflexión, Eli comparte su mayor enseñanza personal y profesional, una que resuena con una inmensa humanidad: “Se podría decir que en realidad mi mayor aprendizaje es ese, como detenerme, parar la pelota y escucharlos”. Esta pausa es vital para la verdadera conexión y el acompañamiento, pues “a veces lo más importante es es escuchar”.

Los Tesoros Invaluables que se Llevan los Estudiantes

Al finalizar los talleres y colonias, los niños se marchan con más que una obra de arte o una experiencia divertida. Eli Niglia destaca que lo que se llevan los pibes es un tesoro interno: “es un poco recuperar la confianza, la confianza en la creación, en su propia creatividad, la capacidad de expresarse, la autonomía”.

Además de desarrollar habilidades sociales para “intercambiar también ideas” y “aprender roles en un juego”, los chicos se llevan la experiencia de “compartir con un otro, de disfrutar, de pasarla bien”. En esencia, se llevan la alegría de “pasar un buen rato acompañados por el arte”, forjando un camino de expresión personal, autoestima y confianza en sí mismos.

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