La inexperiencia sexual creció en Japón, donde la mitad de la población se mantuvo virgen hasta los veinticinco años, impulsada por barreras socioeconómicas y alta presión matrimonial.
La inexperiencia sexual creció en Japón, donde la mitad de la población se mantuvo virgen hasta los veinticinco años, impulsada por barreras socioeconómicas y alta presión matrimonial.

La inexperiencia y la inactividad sexual se han vuelto comunes en Japón y la evidencia disponible sugiere que su prevalencia está aumentando, especialmente entre los adultos jóvenes.
Una revisión exploratoria de la literatura, que analizó 38 publicaciones científicas con datos de 43 encuestas, indicó que cerca de la mitad de la población japonesa careció de experiencia sexual hasta mediados de sus veintes. La tendencia se mantuvo relevante incluso hasta los 30 años, edad a la que aproximadamente el 10% de las personas permanecía sin experiencia sexual.
Este análisis se centró principalmente en la inexperiencia heterosexual, pero destacó que los niveles de inactividad también fueron altos. La inactividad sexual, definida como la ausencia de actividad sexual con pareja durante el último año, afectó, a mediados de la década de 2010, a casi la mitad de las personas de veintipocos años y a entre una quinta y una tercera parte de aquellas de veintitantos y treintantos años.
La inactividad sexual se interpretó como un resultado de factores complejos, entre los que destacaron las condiciones socioeconómicas y las dinámicas matrimoniales.
Se observó una fuerte asociación entre los ingresos más altos y la probabilidad de estar casado entre los hombres. Los hombres en la categoría de ingresos más bajos mostraron aproximadamente 20 veces más probabilidades de ser inexpertos heterosexuales entre los 25 y 39 años que los de ingresos más altos.
Aunque la mayoría de los jóvenes solteros expresaron la intención de casarse, las elevadas expectativas sociales e individuales sobre las posibles parejas matrimoniales, especialmente en cuanto a “especificaciones” (spekku) como ingresos y educación, actuaron como una barrera.
La exigente cultura laboral japonesa, caracterizada por largas jornadas y desplazamientos, también se mencionó como un obstáculo para formar y mantener relaciones íntimas.

Además de las barreras estructurales, una proporción considerable de la población declaró un interés limitado o nulo en las relaciones sexuales. En encuestas, la proporción de adultos jóvenes que indicaron no tener interés en las relaciones románticas osciló entre el 10% y el 40%.
La inactividad sexual también se vio facilitada por un marco cultural distinto. A diferencia de Occidente, en Japón la inactividad se percibió como un tema menos sensible, e incluso se reflejó en términos populares como soshokukei-danshi (hombres herbívoros).
Las alternativas a la intimidad interpersonal también cobraron relevancia. Una de ellas fue la fictosexualidad, es decir, el desarrollo de sentimientos románticos o sexuales hacia personajes de ficción (anime o videojuegos).
Entre el 14% y el 17% de los estudiantes de secundaria y educación superior reportaron haber tenido este tipo de sentimientos.
Adicionalmente, el uso de servicios de trabajadoras sexuales comerciales fue alto entre los hombres, llegando hasta el 60% en algunos grupos de edad, una práctica culturalmente menos estigmatizada.
El estudio concluyó que la evidencia sobre esta creciente inactividad presentaba limitaciones, incluyendo el sesgo de las encuestas en línea y la falta de definiciones claras, por lo que las estimaciones deben interpretarse con precaución.
La inactividad sexual es un indicador clave que refleja tendencias sociales más amplias en la sociedad japonesa, como la soledad, los cambios en las prioridades y los retos de la fertilidad.
Sin embargo, la investigación futura requiere profundizar en si las personas sexualmente inactivas están o no insatisfechas con su vida sexual. ¿Cómo puede la sociedad abordar los desafíos de quienes buscan activamente relaciones positivas, al tiempo que respeta la aceptación cultural de la soltería y las nuevas formas de intimidad, como las fictosexuales, que podrían ser cada vez más comunes en los próximos años?
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