La economía argentina recibió el primer dato oficial del comportamiento de los precios en el período inmediatamente posterior a las elecciones, y la tendencia indica una reaceleración del proceso inflacionario. Según el Instituto de Estadística y Censos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Idecba), el Índice de Precios al Consumidor (IPC) porteño se ubicó en 2,4% en noviembre, superando el 2,2% registrado en octubre y sumando un total acumulado de 32,6% en los últimos doce meses. Este incremento en el costo de vida anticipa el dato nacional que publicará el Indec y subraya la presión constante de los precios sobre el poder adquisitivo de los ciudadanos.
El análisis del Idecba muestra que la mayor presión inflacionaria provino del segmento de los rubros regulados, que crecieron al 2,7% mensual. Sin embargo, el componente que más sorprendió por su escalada fue Recreación y Cultura, que registró un alza del 4,0% en el mes. Este salto se explica, principalmente, por los aumentos aplicados a los paquetes turísticos, anticipando una tendencia que impacta directamente en la planificación de las vacaciones estivales, y en menor medida por la suba de servicios deportivos y culturales. La inflación núcleo, que excluye los componentes regulados y estacionales, también exhibió una dinámica preocupante, ubicándose en 2,5% en noviembre.
Dos categorías esenciales para la vida cotidiana de los argentinos contribuyeron decisivamente a la aceleración. Por un lado, el segmento de Vivienda, Agua, Electricidad y Gas, que abarca el costo de alquileres y expensas, subió un 2,5%, con un fuerte impacto en el gasto total del hogar. Por otro, el Transporte se ajustó un 2,9%, impulsado fundamentalmente por el incremento en el precio de combustibles y lubricantes, además de las subas en el valor de venta de los automóviles 0km. Estos rubros, al reflejar el costo de los servicios y la logística, tienen un efecto dominó sobre el resto de la economía.
A pesar de que el rubro Alimentos y Bebidas no Alcohólicas creció levemente por debajo del promedio general (2,2%), su composición interna presenta elementos de interés analítico. Los principales impulsos de este segmento, de gran peso en la canasta básica, provinieron de los aumentos en Carnes y derivados (4,5%) y en Frutas (6,8%). Estos ajustes demuestran la persistencia de las tensiones en la cadena de valor de productos esenciales, aunque fueron compensados por una caída en el precio de verduras y legumbres. En la perspectiva interanual, el rubro de alimentos y bebidas se mantiene casi cuatro puntos porcentuales por debajo de la inflación promedio, una situación que merece un análisis más profundo sobre el impacto del consumo.
En síntesis, el dato de noviembre subraya la persistencia de la inercia inflacionaria en la economía, impulsada por rubros específicos y la dinámica pos-electoral. La inflación acumulada de 32,6% a doce meses marca el desafío crítico que deberá afrontar la gestión económica del país. Las proyecciones de consultoras privadas, que esperan un dato nacional del Indec en torno al 2,3% para noviembre, sugieren que la aceleración de precios es un fenómeno que se extiende más allá de la Ciudad de Buenos Aires y que requiere de una estrategia de contención más efectiva y estructural.