La CGT está a punto de motorizar una de las manifestaciones más amplias y políticamente heterogéneas contra el gobierno de Javier Milei. La marcha convocada para el jueves en Plaza de Mayo, en rechazo al proyecto de reforma laboral, se perfila como un verdadero frente de resistencia que unirá a las principales vertientes del peronismo, la izquierda y las organizaciones sociales. Esta confluencia subraya la magnitud de la oposición que enfrenta la iniciativa oficialista en el plano callejero.
El sindicalismo, con la CGT a la cabeza, no estará solo en la protesta. El arco justicialista mostrará una fuerte presencia a través de múltiples columnas. El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, movilizará a su espacio político, el Movimiento Derecho al Futuro, lo que le otorga un peso institucional clave a la protesta. En sintonía con el mandatario provincial, se sumarán intendentes alineados con él, utilizando tanto la estructura de los PJ municipales como la de las comunas para garantizar la masividad.
Además de la pata territorial del peronismo, la protesta contará con la participación de La Cámpora, la agrupación que lidera Máximo Kirchner. A pesar de las diferencias internas con el sector de Kicillof, la organización convocó abiertamente a marchar, en un mensaje que vinculó directamente el ataque sufrido por el Sindicato del Vidrio con la inminente movilización. La presencia de la agrupación K completa la representación del kirchnerismo más duro en la calle.
La movilización sumará también la fuerza de los movimientos sociales y la izquierda. La Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), que agrupa a organizaciones como el Movimiento Evita, Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa, aportará un significativo caudal de militantes a la Plaza de Mayo. De igual modo, las agrupaciones que integran el Frente de Izquierda y el denominado “sindicalismo combativo” se concentrarán con columna propia, aunque mantienen su reclamo a la CGT para que dicte un paro general más amplio. La CTA Autónoma, con el gremio ATE, también se sumará al paro y la marcha.
Mientras las fuerzas opositoras se organizan para demostrar su músculo en la calle, el Gobierno Nacional ya confirmó que implementará el “protocolo antipiquetes” para asegurar el control de la circulación vehicular. Esta medida de fuerza del Ejecutivo agrega un factor de tensión a la jornada, ya que buscará evitar los cortes de tránsito masivos frente a una movilización que contará con la participación coordinada de una amplia gama de actores sociales y políticos que convergerán en la Plaza de Mayo.