El presidente electo de Chile, José Antonio Kast, inició su primera gira internacional aunque no oficial, ya que aún no ha asumido formalmente, en Argentina con una reunión clave en la Casa Rosada junto a Javier Milei. El encuentro simboliza el nacimiento de un nuevo eje político en la región, unificando a líderes de la derecha radical en temas como la defensa de la libertad, la propiedad privada y la lucha contra el “socialismo del siglo XXI”.
La llegada de Kast a Buenos Aires, tras vencer en las urnas a la candidata oficialista, rompe con los dos años de frialdad y distanciamiento que caracterizaron la relación bilateral entre Argentina y la administración saliente del socialdemócrata Gabriel Boric. El objetivo de este primer encuentro de alto nivel es claro: establecer una coordinación profunda en diversas áreas de interés mutuo.
La agenda de la cumbre se centró en temas sensibles para ambas naciones. El propio Kast anticipó, antes de su vuelo, que buscará coordinar un “enorme trabajo de coordinación” en materia de seguridad, migración y reactivación económica con Argentina. El líder chileno no ahorró elogios para las políticas de Milei, destacando la reducción de la inflación lograda por la administración libertaria como un modelo a seguir, y valorando la estrategia argentina para enfrentar el crimen organizado.
El periplo de Kast en Buenos Aires incluyó un encuentro previo en el Ministerio de Economía con el secretario de Política Económica, José Luis Daza. El presidente electo de Chile llegó acompañado de un nutrido grupo de asesores y líderes empresariales, incluyendo a presidentes de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) y la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA). Este perfil marcadamente económico de su viaje subraya el interés en reactivar los lazos comerciales y de inversión entre los países.
El entusiasmo por esta nueva alianza es palpable en el oficialismo argentino. El presidente Milei había celebrado calurosamente el triunfo de Kast en redes sociales, catalogándolo como un “aplastante triunfo” y un “paso más de nuestra región en defensa de la vida, la libertad y la propiedad privada”. El encuentro en la Casa Rosada y la sintonía ideológica de ambos presidentes buscan proyectar a nivel continental un mensaje unificado de alineación con el liberalismo económico y el conservadurismo social, generando un contrapeso claro a las corrientes progresistas de la región.