La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) modificó la descripción geológica de Titán, el satélite más grande de Saturno. Durante años, la comunidad científica creyó que bajo su corteza existía un océano continuo de agua salada.
Sin embargo, una investigación publicada en la revista Nature determinó que el interior de esta luna está compuesto por una densa capa de hielo parcialmente fundido que funciona como un granizado gigante.
El hallazgo surgió tras analizar los datos de la sonda Cassini, la cual orbitó el sistema saturniano hasta 2017. Los científicos detectaron un retraso de 15 horas en la forma en que el satélite responde a la gravedad de Saturno. Si el interior fuera totalmente líquido, la deformación de la superficie sería inmediata. Este desfase confirmó que el interior es viscoso y disipa la energía de manera distinta a lo previsto anteriormente.
Nichos de agua a 20 grados
Este nuevo modelo describe una hidrosfera de 550 kilómetros de espesor. En lugar de un mar infinito, el agua se distribuye en bolsas aisladas que podrían alcanzar temperaturas de 20 °C.
Aunque estos depósitos no están conectados entre sí, el volumen total del líquido almacenado en el interior de Titán igualaría al del océano Atlántico terrestre.
Flavio Petricca, investigador de la NASA y autor principal del estudio, explicó que este escenario permite una mayor concentración de sales y nutrientes. En un océano global, los componentes químicos necesarios para la vida suelen estar diluidos. Por el contrario, estas burbujas líquidas engastadas en el hielo facilitarían un ambiente químico más rico y propicio para el desarrollo de microorganismos.
Semejanzas con los polos terrestres
La estructura propuesta guarda similitudes con los ecosistemas que prosperan en el hielo marino de las regiones polares de la Tierra. La convección interna de la luna podría mover estas bolsas de agua, conectando los minerales del fondo rocoso con la materia orgánica de la superficie. Esta dinámica establecería un puente de nutrientes que no se ha observado en otros mundos helados como Europa o Encélado.
El equipo de investigación, que incluyó a especialistas de la Universidad de Washington y la Universidad de Roma Sapienza, señaló que este descubrimiento redefine los objetivos de futuras exploraciones.
Las presiones extremas en las profundidades de Titán modifican el comportamiento del agua, creando microclimas que desafían las concepciones previas sobre la habitabilidad en el sistema solar exterior.