El Vaticano aprobó la beatificación de Enrique Shaw, quien será el primer empresario argentino en los altares. El Papa reconoció un milagro de este laico, destacado por humanizar la economía, impulsar el salario familiar y promover la dignidad del trabajador.
La Santa Sede comunicó oficialmente que el empresario argentino Enrique Ernesto Shaw será elevado a los altares próximamente. El Papa autorizó el decreto que valida un milagro obtenido por su intercesión, convirtiéndolo en un referente global de cómo integrar la fe católica con la actividad económica y la gestión corporativa. Shaw, fallecido en 1962, se distingue en este anuncio por ser el único laico contemporáneo en una lista que incluye a once mártires de la Guerra Civil Española y a tres nuevos venerables de distintos continentes.
Desde la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) y la Acción Católica Argentina (ACA), entidades impulsoras de su causa, celebraron la noticia como un llamado urgente a “humanizar la economía”. La distinción de Shaw es histórica: se encamina a ser el primer directivo de una compañía reconocido como beato, proponiendo un modelo donde el bienestar de los trabajadores y el bien común son el eje de la rentabilidad empresarial.
Enrique Shaw no optó por la vida consagrada, sino que desarrolló su misión en la vida civil como oficial de la Armada, esposo y padre de nueve hijos. Su visión sobre las relaciones laborales fue revolucionaria para la época en Argentina:
Pionero social: fue uno de los principales promotores del salario familiar en el país, entendiendo que el sueldo debía responder a la realidad humana y familiar del empleado.
Comunidad sobre lucro: dirigió empresas con la convicción de que estas debían ser espacios de justicia y respeto, evitando el lucro como fin único.
Compromiso político: su fe le valió la cárcel en 1955, durante un periodo de persecución religiosa en el país, manteniéndose firme en sus convicciones.
Uno de los momentos más conmovedores de su biografía ocurrió poco antes de su muerte a los 41 años, víctima de un cáncer. Ante la necesidad de transfusiones, decenas de sus operarios se presentaron voluntariamente en la clínica para donarle sangre. Shaw, conmovido, aseguró que se sentía feliz porque por sus venas corría “sangre obrera”, simbolizando la unión indestructible que había forjado con sus dependientes.
El proceso hacia la beatificación se aceleró significativamente este año. Tras ser declarado venerable en 2021, el caso médico y la comisión teológica dieron su aval unánime en el primer semestre de 2025. Con la firma definitiva del decreto por parte del Pontífice, solo resta fijar la fecha de la ceremonia para que Argentina sume un nuevo beato, esta vez surgido del corazón del sistema productivo.
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