La Cámara de Exportadores presentó un plan de 248 propuestas para sumar u$s15.760 millones al comercio exterior. Exigen un régimen de incentivos fiscales, la regularización de deudas por IVA y reintegros, y la eliminación de la obligatoriedad de liquidar divisas para revertir una década de estancamiento del sector.
La Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA) presentó este jueves una ambiciosa hoja de ruta denominada Estrategia Nacional de Exportaciones, que contempla casi 250 medidas destinadas a sacar al sector de un estancamiento que ya cumple una década. Según las estimaciones de la entidad, la aplicación de estas políticas permitiría inyectar más de u$s15.700 millones adicionales a la economía nacional para finales de esta década. El reclamo principal de las empresas generadoras de divisas es un cambio de paradigma: dejar de ver al comercio exterior como un mero recurso recaudatorio para transformarlo en un eje de desarrollo productivo.
Para dinamizar la actividad, la cámara empresaria propuso la creación de un régimen de incentivos específico para el sector, con beneficios cambiarios y fiscales similares a los que ya existen para las grandes inversiones. Esta herramienta buscaría no solo aumentar el volumen de envíos, sino también diversificar la oferta exportable del país, que actualmente se encuentra altamente concentrada en apenas un puñado de productos primarios y energéticos que explican la mayor parte de los ingresos.
Uno de los puntos de mayor fricción entre las compañías y el Estado es la acumulación de pagos adeudados por parte de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA). Los exportadores denunciaron atrasos de hasta medio año en la devolución del IVA y de reintegros impositivos, lo que genera un serio problema de financiamiento operativo. Aunque el Gobierno habilitó recientemente una opción para dolarizar estos saldos pendientes como cobertura ante la inflación, desde la dirigencia empresaria señalaron que persisten dudas sobre su implementación y propusieron, en su lugar, un sistema de compensación automática de deudas y créditos impositivos para agilizar la gestión.
Esta situación financiera actúa como un limitador invisible para el crecimiento. Muchas empresas optan por restringir sus ventas al exterior para evitar seguir acumulando saldos a favor del Estado que se deprecian con el tiempo. El diagnóstico es preocupante: el número de firmas exportadoras en Argentina permanece inmóvil en torno a las 9.200 desde hace diez años, una cifra significativamente baja en comparación con competidores regionales de menor envergadura económica.
De cara al próximo ciclo anual, los exportadores trazaron una serie de exigencias puntuales para reducir las distorsiones que encarecen la logística y restan competitividad en el mercado global. Entre las prioridades destacan la eliminación de la obligatoriedad de liquidar divisas en el mercado local y la actualización de los reembolsos impositivos, que en sectores como el lácteo o el siderúrgico son actualmente nulos. Argentina se encuentra hoy en el grupo de los pocos países que mantienen una carga tributaria sobre las exportaciones superior al 5% de sus ingresos fiscales, una situación que la CERA califica de excepcional a nivel mundial.
Por último, la entidad hizo hincapié en la necesidad de modernizar la infraestructura y la gobernanza logística. El sector reclama definiciones urgentes sobre la concesión de la Hidrovía y la situación de las terminales portuarias, cuyos contratos se encuentran prorrogados desde hace años sin nuevas licitaciones. En el plano diplomático, el plan insta a fortalecer el vínculo dentro del Mercosur y a sostener los compromisos climáticos internacionales, entendiendo que la integración al mundo es el único camino para elevar las exportaciones per cápita, que actualmente se encuentran muy por debajo de las de países como Chile o México.
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