La jornada financiera reflejó un comportamiento defensivo por parte de los operadores, quienes evitaron grandes movimientos a pocos días de que el Gobierno nacional ponga en marcha el nuevo esquema de divisas. El dólar blue y las cotizaciones financieras, como el MEP y el Contado con Liquidación, mostraron variaciones marginales, situándose en una suerte de meseta de espera. Esta parsimonia del mercado es interpretada por los analistas como una señal de expectativa frente a los anuncios del Banco Central, que busca normalizar el flujo de capitales y reducir la brecha que ha condicionado la inversión privada durante el último año.
El debut del nuevo sistema el próximo viernes representa un punto de inflexión para la administración actual. Según fuentes del sector, el objetivo es avanzar hacia una flotación administrada que elimine los múltiples tipos de cambio, simplificando la estructura de costos para los importadores y exportadores. No obstante, el público adulto y los pequeños ahorristas observan con prudencia, recordando que las transiciones de este tipo suelen generar volatilidad en los precios de bienes y servicios. La capacidad de las autoridades para contener el traspaso a inflación será determinante para el éxito de la medida.
Desde la perspectiva de las reservas, el Banco Central ha buscado fortalecer su posición mediante la liquidación de divisas del sector agroexportador en estas últimas sesiones del año. La estrategia apunta a llegar al viernes con un colchón de liquidez que le permita intervenir en caso de saltos bruscos en la cotización inicial. Para los especialistas, la clave reside en la confianza que el nuevo plan inspire en los mercados internacionales, factor fundamental para atraer los dólares financieros necesarios que estabilicen la balanza de pagos sin recurrir a mayor endeudamiento.
El contexto global también juega su papel en este cierre de año. El fortalecimiento de las monedas regionales frente al dólar estadounidense ha brindado un margen de maniobra adicional a la Argentina, aunque las debilidades estructurales internas siguen siendo el foco de preocupación. La transición hacia el nuevo esquema no es solo un ajuste técnico, sino un compromiso político con la transparencia de precios y la eliminación de distorsiones que han fomentado el mercado informal y la especulación financiera en detrimento de la economía real.
A medida que se acerque el fin de semana, se espera que el volumen de operaciones disminuya, concentrando toda la atención en los detalles de la normativa que se publicará en el Boletín Oficial. La sociedad argentina, acostumbrada a los vaivenes de su moneda, enfrenta este cambio con una mezcla de incertidumbre y esperanza. El éxito de este “nuevo debut” cambiario definirá, en gran medida, el clima económico del primer trimestre de 2026 y la posibilidad de consolidar una senda de crecimiento sostenido tras años de estancamiento.