Jorge Fontevecchia: “El ‘habla de Milei’, los anarquistas y montoneros son lo mismo”

En su columna de opinión, el periodista analiza Fontevecchia y los lazos que unen las visiones de los montoneros de los ’70 y los anarcocapitalistas de la actualidad.

Jorge Fontevecchia. Crédito: Facebook.
Jorge Fontevecchia. Crédito: Facebook.

En su última columna de opinión, el periodista Jorge Fontevecchia desentraña las contradicciones de la política argentina al trazar un paralelismo entre la guerrilla de los años 70, el anarquismo y las figuras que hoy dominan el debate público. A través de tres paradojas, el autor sugiere que, más allá de las ideologías, existe un hilo conductor: una fe ciega en la fuerza por sobre el consenso.

La primera paradoja se centra en el presidente Javier Milei, a quien Fontevecchia describe como “el líder político promercado, (que) se define como anarcocapitalista cuando el anarquismo se originó como un movimiento de ultraizquierda”. El autor subraya la contradicción de un movimiento que rechaza al Estado pero que, al mismo tiempo, lo necesita para que el mercado pueda funcionar.

La segunda paradoja involucra a figuras de la derecha como Patricia Bullrich y Diego Guelar, señalando que ambos “son ex-Montoneros, una organización guerrillera de los años 70 que quería imponer un Estado socialista”. Fontevecchia destaca el drástico giro ideológico de quienes pasaron de la lucha armada por el socialismo a representar el espectro opuesto.

Finalmente, la tercera paradoja se enfoca en La Cámpora, organización que reivindica al presidente de izquierda Héctor Cámpora, quien fue apoyado por Montoneros. Hoy, sin embargo, “son los mayores adversarios ideológicos de Bullrich y Guelar, furiosos antikirchneristas”.

La unión de los aparentes opuestos

¿Qué une a estos actores tan dispares? Fontevecchia ofrece una respuesta contundente: “Que todos son anticonsensualistas, creen principalmente en la fuerza como motor de la acción y en que el miedo ordena más que el amor”. Para reforzar su punto, recurre al filósofo Umberto Eco y su descripción del “fascismo eterno”, citando como una de sus características “el culto a la acción por la acción… Pensar (dudar) es una forma de castración”.

En su cierre, Fontevecchia concluye que no se trata de lo que se dice, sino de cómo se dice. Sostiene que el “‘acto de habla’ de Milei, como el de los Montoneros, los anarquistas y todos aquellos que no dudan, es el mismo”. Un acto que, sin importar el color político, se fundamenta en la imposición y la certeza absoluta, en lugar del diálogo y la reflexión democrática.

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