Tragedia en Uruguay: niños secuestrados mueren junto al padre

Un hombre con orden de restricción en Soriano tomó por la fuerza a sus dos hijos de 2 y 6 años. Tras intensa búsqueda, sus cuerpos fueron hallados en un arroyo junto al padre.

Operativo de búsqueda. Foto: captura de pantalla.

El miércoles 3 de septiembre, en Mercedes, departamento de Soriano, Uruguay, Andrés Morosini Rechoppa, de 28 años, ignoró una orden judicial que le prohibía acercarse a su expareja y a sus hijos, y se llevó por la fuerza a los menores Alfonsina (2 años) y Francisco (6). La madre, Micaela Ramos, había denunciado previamente episodios de violencia verbal y física del hombre, lo que motivó la restricción vigente.

La policía uruguaya desplegó un amplio operativo de búsqueda que incluyó patrullajes terrestres y aéreos, centrados en la zona del arroyo Don Esteban, lindante con el departamento de Río Negro. Allí, rastros del vehículo BYD rojo utilizado por Morosini fueron encontrados, aunque el hombre logró evadir momentáneamente a las fuerzas de seguridad. La madre hizo un llamado público desesperado solicitando ayuda y recurrió incluso a videntes para encontrar indicios del paradero de sus hijos.

Este viernes, luego de tres días de búsqueda, la policía encontró sumergidos en ese arroyo los cuerpos sin vida de los dos niños y de su padre. Los cadáveres estaban a tres metros de profundidad dentro del vehículo, hundido por completo entre las piedras y la corriente del agua. El hombre habría planificado la ruta para evitar ser encontrado, desplazándose desde Soriano hacia Río Negro en su vehículo.

Este caso conmocionó a Uruguay y volvió a poner en evidencia las falencias en la protección de víctimas de violencia doméstica. La orden de restricción no logró prevenir el secuestro ni el desenlace fatal. Se abre un debate sobre la necesidad de reforzar los mecanismos de alerta, los protocolos de intervención judicial y los sistemas de apoyo social para madres y niños en riesgo.

La tragedia plantea interrogantes sobre la eficacia de las políticas públicas y llama a una profunda reflexión en la sociedad para evitar que episodios similares se repitan, en los que la violencia familiar termina en consecuencias irreversibles. La comunidad permanece expectante y dolida, buscando respuestas y cambios que realmente protejan a las personas más vulnerables.

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